1968 Año Rojo
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Hernández, Rafael El año rojo. Política, sociedad y cultura en 1968 Revista de Estudios Sociales, Núm. 33, agosto, 2009, pp. 44-54 Universidad de los Andes Colombia
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Revista de Estudios Sociales No. 33 rev.estud.soc. agosto de 2009: Pp. 196. ISSN 0123-885X Bogotá, Pp.44-54.
El año rojo.
Política, sociedad y cultura en 1968*
Por rafael Hernández**
E
Yo he preferido hablar de cosas imposibles porque de lo posible se sabe demasiado. Silvio Rodríguez, “Resumen de noticias” (20 de enero de 1970)
Hacia 1968:
el proceso político y la cultura socialistas
Al iniciarse 1968, apenas siete años nos separaban del ataque de Playa Girón; cinco de la crisisde los misiles; tres de que Cuba había quedado prácticamente sola en el hemisferio; dos del fin de la guerra civil en el Escambray; y apenas tres meses de la muerte del Che Guevara en Bolivia. En medio de la situación de mayor aislamiento diplomático y económico de todo el período revolucionario, el país estaba sometido a un asedio triple: la aguda amenaza que representaba la impunidad de EstadosUnidos en el clímax de la guerra de Vietnam, el ostracismo del resto de los gobiernos de la región y, por último, aunque no menos importante, las presiones para que la Revolución se alineara ante el conflicto chino-soviético. El desafío de construir un socialismo distinto y distante de los modelos soviético y chino ponía al máximo el espíritu de defensa de la nación en su camino independiente, lavista fija en el ideal de una sociedad superior. Aquel encaminamiento en solitario se mantenía sobre la dramática certidumbre de que Cuba sería la primera sociedad en experimentar formas comunistas de organización y convivencia social. Un año antes, en enero de 1967, Fidel había anunciado que en tres pequeños pueblos rurales –San Andrés de Caiguanabo, Banao y Gran Tierra– se empezarían aexperimentar formas comunistas de vida y organización social. Aquellas comunidades funcionarían bajo un sistema de máximo bienestar y
ntender las secuencias del período revolucionario como algo más que retroproyecciones del presente, de sus temas recurrentes y hábitos de pensamiento, requiere una historia que rebase tanto los amaneramientos de las hagiografías como los de las teleologías escépticas.Para algunos que no las vivieron, o sólo lo hicieron como espectadores distantes, las décadas de los sesenta y los setenta en Cuba se aprecian apenas como anticipaciones de los prodigios o males posteriores, aun los presentes. Esa historia necesaria no se debe confundir con la mera recolección positivista de hechos ni el recuento de testimonios personales, que intentan reemplazar el análisishistórico, y que revelan una vasta ineptitud para captar las más elusivas claves de una época, esto es, su conciencia social y su cultura política. Estas notas no se proponen narrar los avatares y pormenores de aquellos años, ni suministrar municiones a sus apologistas o detractores. Sólo intentan analizar su cultura y su conciencia social como partes de una foto mayor –mejor sería decir de una películamayor–: la de nuestra real historia política y social.
* Originalmente publicado en inglés en ReVista, the Harvard Review of Latin America III, No. 11: 21-24. Invierno de 2009. ** Egresado de literatura francesa, Universidad de La Habana; Posgrado en ciencia política y estudios latinoamericanos, Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado numerosos libros y...
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