Adolescencia
Ante esta evidente violenciadifusa, todavía sin conducción, el Gobierno y todos los sectores políticos deberían estar alertas y actuantes. Esta crispación evidente, este vandalismo descontrolado y no debidamente reprimido puededesbordarse y sorprender a las autoridades. Algunos nostálgicos, revolucionarios con esquemas del siglo pasado, podrían ver en esos marginales masa de maniobra para acciones violentas. Alguien puedeestar soñando con alguna convulsión nostálgico-revolucionaria que dejaría a nuestro gobierno ante los mismos dilemas y ambigüedades que vivió el famoso Kerenski, en 1917, apretado entre sus flojerasrevolucionarias y su realidad de dirigente burgués.
Si hablamos sin hipocresía, debemos observar que contra los militares se hizo más justicia de la debida –y esto es injusticia–. Se los discriminójudicial y jurídicamente, alterando uno de los fundamentos básicos del derecho (argentino y mundial): la no retroactividad de la ley, especialmente la penal. Se anularon indultos con irritanteparcialidad, al punto que asesinatos y estragos masivos causados por los insurrectos aparecen como actos no condenables, aunque hayan dejado un tendal de víctimas inocentes: empresarios, policías, militares...
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