Afganistán: la vuela al gran juego

Afganistán: la vuelta al Gran Juego

Empeñado en mover el foco de su política exterior de Irak a Afganistán y Pakistán, el presidente Obama se encuentra frente a un difícil dilema: cómo ganar unaguerra de guerrillas contra dos enemigos que persiguen objetivos diferentes. Por una lado, Al Qaeda, que pretende crear una umma global; por otro, los Talibanes, que desean recuperar el poder del quefueron expulsados por su supuesto apoyo a Bin Laden.
La estrategia, según Petraeus, consiste en cooptar en el gobierno afgano miembros Talibanes moderados, a saber, los no relacionados con Al Qaeda.Aplicada por Petraeus con cierto éxito en Irak, esta política de “divide y vencerás” no es vista con buenos ojos por Rusia ni China que temen una “deriva islamista” en la región, que a su vez afecteal Cáucaso Norte y Xinjiang, provincias clave para el suministro o tránsito de energía. La vuelta de los Talibanes plantea, además, problemas “morales” en la opinión pública mundial que puedeinterpretar el “realismo” militar de Washington como un paso atrás en la defensa de los derechos humanos, sobre todo los de la mujer. Por último, la negociación con los Talibanes sin obtener en contrapartida aBin Laden deslegitimaría la propia justificación de la contienda. La respuesta reside, pues, en el apoyo de toda la comunidad internacional a la nueva política americana. De ahí la simultaneidad delreconocimiento del fiasco de las misiones de EEUU y de la OTAN en Afganistán, y el acercamiento estratégico a Pakistán, Irán, Rusia y otros países de Asia Central para coordinar los esfuerzos contrael terrorismo global.
Pero la clave de Afganistán pasa por Rusia. Moscú ha jugado sus cartas presionando a Kirguizistán para que expulse a EEUU de la base americana de Manás a cambio de ayudaeconómica e inversiones, “maná” divino en tiempos de crisis. Porque Rusia sólo estará dispuesta a cooperar con Occidente desde una posición de fuerza, imponiendo sus condiciones: bloqueo de la ampliación...