Agustin

Agustín, la barquita camino al puerto.

La filosofía ha tenido diversas concepciones a través del tiempo, sin embargo en este texto “De la vida feliz” , San Agustin nos propone con un lenguaje literario, una mirada de ella entendida como un maravilloso puerto en el cual “se adentra ya en la región y tierra firme la vida dichosa”(Agustín, 1994) (1,1), habrá entonces que examinar que queríadecir el santo al escribir esto a su gran amigo Teofrasto, y la significación de la dicha y la felicidad para el pensador.
En primer lugar, Agustín comienza su relato haciendo una afirmación: para llegar a este puerto no bastan ni la voluntad ni los procedimientos dialecticos de la razón, sino que hace falta que alguna tempestad arroje a los viajeros hacia tal playa tan anhelada. Hay tres clasesde hombres que como navegantes pueden acogerse a la filosofía, los primeros, son aquellos que llegando a la edad de la lucidez racional hacen un esfuerzo o con ayuda de los remos, cambian de ruta y logran llegar a refugiarse en el puerto. La segunda clase es la de quienes engañados por la bonanza se internan en altamar, lejos de su patria, y frecuentemente la dejan en el olvido, y así terminanen los abismos de la miseria, pues les sonríe la serenidad de los deleites y honores, y por ello lo mejor que podría pasarles es que la tempestad los lleve a los gozos sólidos y seguros. Afortunadamente algunos por no haber ido demasiado lejos, no necesitan golpes tan fuertes para el retorno, y aquellos, son quienes por las ansiedades se han visto obligados a refugiarse en la lectura de librosmuy doctos, y al entrar ya en contacto con ellos se despierta su espíritu. Entre estas dos clases, Agustín afirma que existe una clase intermedia, y es aquella de los que en la adolescencia o después de haber dado muchas vueltas en el mar, logran ver señales y recuerdan a su patria e inmediatamente retornan o se quedan un buen tiempo perdidos, pero generalmente los retorna alguna borrasca.
Noobstante, Agustín advierte que llegando al puerto hay un monte que causa diversas inquietudes, este se ofrece ameno y provocativo: es el orgulloso afán de vanagloria que lo único que logra es la sumersión en las tinieblas y arrebata los tesoros que ya se creían alcanzados.

Agustín, deja ver en esta primera parte su gran camino por la retorica y el uso de de la alegoría vista también en las obrasde Cicerón , personaje que continuamente nombrará en la obra y de quien afirma haberse inspirado para comenzar a filosofar, “Hortensio” es la obra de elogio a la sabiduría que leyó a la edad de 19 años, y la cual lo llevo a emprender su viaje. Agustín también hace memoria de sus creencias en los maniqueos, hombres a quienes muestra como unos veneradores de la luz física, realidad que creíansuma a adorar; el santo que esperaba que le revelaran algunas verdades recibió una decepción al no encontrar nada detrás de los velos de sus misterios. Más ampliamente Copleston explica de la siguiente forma el pensamiento de estos herejes “los maniqueos tenían una doctrina dualista, según la cual hay dos principios últimos, un principio bueno, el de la luz, y un principio malo, el de lastinieblas” Además de esto, el alma para ellos estaba compuesta de luz, es decir seria obra del principio bueno mientras que el cuerpo seria obra del principio malo.
Habiéndose llevado tal desilusión, Agustín encuentra en los académicos un camino, y así mismo también conoce los sermones del sacerdote. Según Victorino Capánaga “fue San Ambrosio, obispo de Milán a cuyos sermones se aficiono muy pronto,oyéndole se fue limpiando de muchos errores, sobre todo relativos a la doctrina católica” y así mismo afirma el propio Agustín haberse percatado de que para poder concebir a Dios debía rechazar toda imagen corporal y también del alma que es realidad cercana a este. No obstante, Agustín admite que aún lo detenían la atracción de la mujer y la ambición por los honores, de lo que se deshizo...