alan

Páginas: 7 (1641 palabras) Publicado: 27 de marzo de 2013





Había una vez un hombre y una mujer que vivían solos y desconsolados por no tener hijos, hasta que, por fin, la mujer concibió la esperanza de que Dios Nuestro Señor se dispusiera a satisfacer su anhelo. La CASA en que vivían tenía en la pared trasera una ventanita que daba a un magnífico JARDÍN, en el que crecían espléndidas flores y plantas; pero estaba rodeado de un alto muro ynadie podía entrar en él, ya que pertenecía a una bruja muy poderosa y temida de todo el mundo. Un día se asomó la mujer a aquella ventana a contemplar el jardín, y vio un bancal plantado de hermosísimas Verdezuelas, tan frescas y verdes, que despertaron en ella un violento antojo de comerlas. El antojo fue en aumento cada día que pasaba, y como la mujer lo creía irrealizable, iba perdiendo el colory desanimándose, a ojos vistos. Viéndola tan desmejorada, le preguntó asustado su marido: “¿Qué te ocurre, mujer?” - “¡Ay!” exclamó ella, “me moriré si no puedo comer las Verdezuelas del jardín que hay detrás de nuestra CASA.” El hombre, que quería mucho a su esposa, pensó: “Antes que dejarla morir conseguiré las Verdezuelas, cueste lo que cueste.” Y, al anochecer, saltó el muro del jardín de labruja, arrancó precipitadamente un puñado de Verdezuelas y las llevó a su mujer. Ésta se preparó enseguida una ensalada y se la comió muy a gusto; y tanto le gustaron, que, al día siguiente, su afán era tres veces más intenso. Si quería gozar de paz, el marido debía saltar nuevamente al jardín. Y así lo hizo, al anochecer. Pero apenas había puesto los pies en el suelo, tuvo un terrible sobresalto,pues vio surgir ante sí la bruja. “¿Cómo te atreves,” dijo ésta con mirada iracunda, “a entrar cual un ladrón en mi jardín y robarme las Verdezuelas? Lo pagarás muy caro.” - “¡Ay!” respondió el hombre, “tener compasión de mí. Si lo he hecho, ha sido por una gran necesidad: mi esposa vio desde la ventana sus Verdezuelas y sintió un antojo tan grande de comerlas, que si no las tuviera se moriría.”La hechicera se dejó ablandar y le dijo: “Si es como dices, te dejaré agarrar cuantas Verdezuelas quieras, con una sola condición: tienes que darme el hijo que nazca. Estará bien y lo cuidaré como una madre.” Tan apurado estaba el hombre, que se animó a todo y, cuando nació el hijo, que era una niña, se presentó la bruja y, después de ponerle el nombre de Verdezuela; se la llevó.

Verdezuela erala niña más hermosa que viera el sol. Cuando cumplió los doce años, la hechicera la encerró en una TORRE que estaba en medio de un BOSQUE y no tenía puertas ni escaleras; únicamente en lo alto había una diminuta ventana. Cuando la bruja quería entrar, se colocaba al pie y gritaba:
“¡Verdezuela, Verdezuela,
Suéltame tu cabellera!”
Verdezuela tenía un cabello magnífico y larguísimo, fino comohebras de oro. Cuando oía la voz de la hechicera se soltaba las trenzas, las envolvía en torno a un gancho de la ventana y las dejaba colgantes: y como tenían veinte varas de longitud, la bruja trepaba por ellas.

Al cabo de algunos años, sucedió que el hijo del Rey, encontrándose en el BOSQUE, acertó a pasar junto a la TORRE y oyó un canto tan melodioso, que tuvo que de detenerse a escucharlo.Era Verdezuela, que entretenía su soledad lanzando al aire su dulcísima voz. El príncipe quiso subir hasta ella y buscó la puerta de la TORRE, pero, no encontrando ninguna, se regresó al PALACIO. No obstante, aquel canto lo había arrobado de tal modo, que todos los días iba al BOSQUE a escucharlo. Hallándose una vez oculto detrás de un árbol, vio que se acercaba la hechicera, y la oyó que gritaba,dirigiéndose a o alto:
“¡Verdezuela, Verdezuela, 
Suéltame tu cabellera!”
Verdezuela soltó sus trenzas, y la bruja se subió a lo alto de la TORRE. “Si ésta es la escalera para subir hasta allí,” se dijo el príncipe, “también yo probaré fortuna.” Y al día siguiente, cuando ya comenzaba a oscurecer, encaminándose al pie de la TORRE y dijo:
“¡Verdezuela, Verdezuela, 
Suéltame tu cabellera!”...
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