Algunas consideraciones sobre los nuevos medios

Algunas consideraciones sobre los nuevos medios


Lic. Leonardo Guzmán Ferragut

ESMN


I.
Necesidades, tendencias.

'"To what purpose, I pray you, is that terrible blowing of Belloes, expressing rather the crakes of Thunder, than the sweetness of a voice!”.
[¡Para qué sirve, os suplico, ese terrible soplido de los fuelles, que expresa más bien el espantoso ruido de los truenos que la dulzurade la voz humana!]
ETHELRED DE RIVAULX, 1180

Ya se pronuncia la palabra "futuro", vocablo clave dentro del léxico audaz del movimiento futurista: justamente allí se manifestaba un vigoroso comienzo, antinomántico, iconoclasta, libre de todo coque­teo con la tradición. Los futuristas descubrieron el arte de la má­quina.

En 1907 había aparecido el Entwurt einer neuen Asthetik der Tonkunst[Bosquejo de una nueva estética del arte musical] de Busoni1 , pero nadie tomó en serio su opinión de que el desarrollo de la música se frustraría por las exiguas posibilidades de los ins­trumentos usuales. Sin embargo, la idea de Busoni tuvo el valor de un axioma histórico-cultural. Dos años más tarde, en Febrero de 1909, el diario parisino Le Figaro publicó un manifiesto futurista del escritor italianoF. T. Marinetti. Los principios básicos del "futuris­ta" aparecían expresados con un colorido poético donde lo técnico se entrelazaba con lo lírico.

De esta mentalidad brotó una música de la máquina; al principio, música sobre la máquina. Pero lo novedoso y significativo es que comenzó a estar en relación con ella. De este modo, la máquina había despertado, repentinamente, un impulso en loinconsciente del compositor.
Pronto ocurrió -como lo había previsto Busoni- que el instrumental de la orquesta clásico-romántica parecía insuficiente. Ya algunas partituras de Schömberg, Alban Berg o Bela Bartok habían agotado todas las posibilidades técnicas instrumentales. La perfección virtuo­sística sobrepasó los límites naturales. La vanguardia necesitaba nuevos sonidos.

Por otro lado, un añoantes de que Busoni publicara su citado Bos­quejo de una nueva estética del arte musical; que constaba de una serie de reflexiones, -no tanto sobre la estética como sobre la música del futuro- ocurría un acontecimiento excepcional. Apareció, en el número de Julio de 1906 del McClure's Magazine, un informe sobre el órgano eléctrico del doctor Thaddeus Cahill2. El título prometía: "Música nueva para unmundo viejo". Acá estaba entonces el instrumento inaudito. El régimen del sonido material pareció des­moronarse. Acá estaba la música de las esferas, la metafísica mu­sical del pensamiento vanguardista.
Al mismo tiempo, De Forest y Von Lieben inventaban el tubo elec­trónico, que más tarde se convertiría en punto de partida para la música del mañana. Esta coincidencia pudo ser casual, pero detodos modos era perfectamente lógica dentro de la tendencia de la época. Así, la oposición de la vanguardia se basaba en que todo viejo instrumento sonoro lleva consigo un carácter fijo, un ethos que, indefectiblemente, despierta asociaciones de carácter emotivo o relacionadas a la historia de la cu1tura. Es cierto que los instrumen­tos traducían las intenciones del compositor, pero bajo esta nuevacosmovisión, este traductor se convertía en traduttore traditore, es decir traductor traidor. Tal era el espíritu de los vanguardistas; el crítico musical Émille Vuillemoz resumió esta idea al decir: "los instrumentos tradicionales están cargados de imponderables y saturados recuerdos que los "especializan": la flauta, el corno, el oboe, pertenecen al pasado, a una herencia de tradiciones tantoliterarias como pictóricas de las cuales no es posible librarlos tan fácilmente." Curiosa reflexión realizada hace algo más de cien años.
Pero ahora, para estos necesitados vanguardistas -con los tubos electrónicos- se había encontrado un generador de música capaz de acabar con las limitaciones de la orquesta tradicional. La vibración dirigida de los electrones en los tubos y en la lámpara de gas,...