Subo y bajo los linderos de tu cuello como buscando definir una travesía en la que solo me interesa extraviarme, desciendo por la cascada sutil de tus vértebras para escalar lentamente las colinasallá en tu espalda, nadarlas, circundarlas estructurarlas como coordenadas de un mapa que me apasiona. Bajo los caminos de tus muslos, sin prisa, indagándolos, acariciando las señas de tu emoción llegoa la concavidad del arco de tu rodilla, a la altura breve de tus pantorrillas, al peñón brillante de tus talones y me entrego a los caminos de tus dedos. Colinas traviesas que correteo como un niño,hasta hacer que te voltees y encomendar mi mano a la incitante aventura de escalar tus piernas, descubrir las carnes que me esperan, sumergirse en el valle de tu ombligo, delinear tu abdomen,abandonarme en las mareas de tu respiración que se acelera, escalar la divina silueta de tus senos rebelados, bajar por la línea de tu centro, rodeando cada costilla con la anticipación de una esperaprolongada, anclarme en tu manglar ardiente y rastrear tus mares y, en tus pliegues, sus cuencas y pasajes, la densa noche de tus calores y mis ansias. Ostentas unas manos pequeñas en mediana manera,acompañadas de dulce carne; unos dedos luengos; unas uñas en ellos largas y coloreadas, que parecen rubíes entre perlas, tus ojos verdes, rasgados; las pestañas luengas; las cejas delgadas y alzadas; tu narizmediana; tu boca pequeña; tus dientes menudos y blancos; tus labios, colorados y gordezuelos; el torno de tu rostro poco más luengo que redondo; tu tez lisa, lustrosa; el cuero tuyo oscurece lanieve, tu pecho alto; la redondez y forma de tus medianos senos, hacen que la expedición se extienda, con sus provisiones en alerta. Nunca te reprochare las madejas de oro delgado que hilan tus piernas,tus axilas manchadas, y tampoco el suplicio de la regla mes a mes, son todas estas cosas las que hacen de ti un ser venerado ante un bohemio solitario. Al sur de tus pechos, al norte de tus...
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