Antolin sanchez

ANTOLIN SANCHEZ.

Destaca Aquiles Esté el carácter, "para nada intercambiable", de la obra de Antolín Sánchez y vaticina que por virtud de la tecnología "sus imágenes se harán más conceptuales y post-fotográficas", dado que -argumenta Esté-, la obra de Sánchez "está destinada a avanzar hacia la comunicación visual" y en tal sentido, el Premio Nacional de Fotografía que le fuera adjudicadoeste año "es también un reconocimiento del futuro"
Antolín Sánchez, Premio Nacional de Fotografía 2000.

Lo importante en el arte es la impresión de necesidad. Si uno siente, así sea por un instante, que una obra no es necesaria, ésta aburre y se desploma.

En la fotografía eso ocurre con exagerada frecuencia, tal vez por el hecho de tratarse del modo de expresión más determinadopor el sentido de lo políticamente correcto. La mayoría de los fotógrafos registra lo que todos podemos ver, algo que no tiene el menor sentido. Si los artistas y los científicos actuaran así estaríamos todavía viviendo en un mundo plano. Los artistas, sean fotógrafos o no, muestran lo que los demás no pueden ver.

En ese sentido, quisiéramos referirnos, no sin algún atraso, a la buenanoticia que constituye la entrega del Premio Nacional de Fotografía a las manos de Antolín Sánchez, autor de una obra necesaria, para nada intercambiable, que lo distingue nacional e internacionalmente.

Cuando Antolín empezó a retratar, a mediados de los setenta, las ciudades venezolanas ya reunían suficiente incumplimiento, ridículo y horror de sí como para servir de inspiración a unaabrumadora cantidad de fotógrafos. Antolín, en ese sentido, no fue una excepción; sin embargo, y si bien ese dato está en su trabajo, ese no es el estímulo ni el sentido de su obra, sino más bien una concepción consciente y premeditada de lo que la imagen es capaz de revelar. El caso Venezuela, la trivialidad de ser caraqueño, la ausencia de permanencia en nuestro urbanismo, todas esas cosas están ensus fotos, pero el resultado va mucho más allá de esos frondosos lugares comunes. Las tomas de Antolín hablan de un mundo en el que casi siempre es de noche, así sea mediodía, una noche sin estrellas. Son situaciones y espacios construidos en los que todo se ha detenido y no hay el menor sentido de futuro. Con estas imágenes podríamos espantar a un demonio.

Las series de Antolín nosdevuelven un sentido inusualmente trágico de nosotros mismos. Es de hecho el más trágico de los fotógrafos venezolanos. No es este el país amistoso y solar que nosotros creíamos tener. Es más bien una tierra desolada, abandonada y oscura que no invita a estar y en la que todo está destinado a caer, lo que constituye, dicho sea de paso, el sentido profundo del tiempo.

Uno se pregunta de dóndele vienen a Antolín esas taras, esas manías, toda esa luz de eclipse, ese sentido de anticipación de que siempre puede ocurrir lo peor. Alguna vía de explicación tiene que ver seguramente con la herencia española, trágica y melancólica. Los españoles, se sabe, son el pueblo que más gusta de reabrir ataúdes. Sintomático es el hecho de que Antolín no es un tipo amargo y nunca parece inspirado. Es unapersona que no se indigna con nada, ni tiene fracasos importantes. Pertenece rigurosamente a la clase media alta caraqueña, con sus casas invariablemente blancas, sus sirvientas inmigrantes, sus modos de vestir homogéneos, su aburrimiento y su falta de tradiciones.

Paradójico también resulta el modo como Antolín prepara sus proyectos. Los planifica en silencio, técnica y conceptualmente,todo al detalle. Antolín es un verdadero ejemplo de técnica, pero no de técnica fotográfica, por supuesto, sino de técnica creativa.

Antolín casi nunca habla de arte, ni mucho menos de fotógrafos o de fotografía y desprecia con morbo los conventos intelectuales y las patotas culturales. Sin embargo, si uno insiste, él reconoce con generosidad la lista de sus influencias más cercanas; entre...