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TEMAS 14/04/2014 
Un puente entre la vieja escuela y el nuevo mundo
El experto en educación Axel Rivas propone rescatar los aspectos positivos de la escuela pública para elaborar políticas que la revitalicen.

¿Premios y castigos? “Si no entendemos por qué un docente no quiere a la escuela, aunque le pongamos un castigo no vamos a solucionar el problema” (La Voz).

Por Ricardo Mosso

Porsu aspecto juvenil, es fácil imaginarse a Axel Rivas con el guardapolvo blanco de maestro de escuela pública. En realidad, es docente –universitario– pero también se destaca por su trabajo sobre el sistema educativo en la ONG Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). En Revivir las aulas, su más reciente libro, Rivas, que es doctor en CienciasSociales, trata al mismo tiempo de diagnosticar a la educación en el país y de proponer maneras para que escuelas y docentes enfrenten un momento en el que, según su análisis, “padecen como nunca antes”.

–En “Revivir las aulas”, afirma que, para los chicos enganchados con la tecnología, el colegio es como una pausa en blanco y negro. ¿Cómo se hace para revertir eso?
–Creo que ese es uno de losdesafíos más profundos de las escuelas hoy; viven la gran paradoja de que su mundo es el del conocimiento y, a la vez, están más debilitadas. Un extraterrestre diría que este es el mejor momento para estar en las escuelas, porque hay más acceso al conocimiento. Y, sin embargo, padecen como nunca antes el ser escuelas. Me parece que es un desafío que genera una esperanza, detrás de la confusión en lacual se vive esta transición. Es la esperanza de que no todo está peor, sino –al contrario– de que hay condiciones más aptas para la educación que en el pasado. Esto es fácil de decir, pero también es necesaria una etapa de construcción de un puente entre la vieja escuela y el nuevo mundo. Por eso mi libro tiene un tono muy esperanzador, pese a todos los estereotipos y al escaso prestigio que tienela docencia.
–Desde el Gobierno nacional se dice que en los últimos 10 años aumentó mucho la inversión en educación.
–Efectivamente hubo un gran crecimiento de los recursos para educación, del cuatro al seis por ciento del PBI, y hubo un gran proceso de inclusión: el 40 por ciento de los alumnos de escuelas secundarias hoy son primera generación, o sea que sus padres no fueron al secundario.Por eso cuando miramos un poco superficialmente no estamos reconociendo que esta escuela para muchos ni siquiera era escuela hace 20 años. Sin embargo, el financiamiento no alcanzó para revertir problemas muy estructurales. En este caso hubo un momento –especialmente entre 2005 y 2008– con un partido de gobierno que tenía coincidencia con los sindicatos y mucha legitimidad para hacer cambios, quecreo que fue poco aprovechado. Creo también que los docentes y las escuelas no pueden dejarse capturar por el discurso de la excusa, que dice que el problema de la educación es social, de las familias o de los gobiernos corruptos. Eso no quiere decir que la escuela mágicamente pueda mejorar la sociedad; no. Los cambios sociales van a venir de mayor justicia y mayores recursos, pero toda escuelatiene que adaptarse a su contexto y responder pedagógicamente ante la adversidad; no puede cerrar sus puertas y dejar que el destino corra por sí solo.
–En su libro cuenta que conoce de cerca las escuelas bonaerenses. ¿Cómo es ser maestro allí?
–Las escuelas del conurbano son las que han vivido lo peor de la situación social con la menor cantidad de recursos. Hoy la escuela pública primaria deTemperley donde yo fui es muy distinta, con menos espacio libre porque le construyeron aulas en el patio. Y mucho menos prestigio en el barrio. A partir especialmente de los años ’90, con el aumento del desempleo y el crecimiento de una nueva franja de asentamientos en el conurbano, la docencia se ha convertido en un trabajo de riesgo en el que en cualquier momento puede pasar cualquier cosa. Un poco...