AUTOS DE FE
Auto de Fe. Escuela madrileña. 1656.
Las ceremonias de autos de Fe, que hoy día nos parecen barbaries y auténticas
masacres crueles y desproporcionadas, eran en Castilla una de las principales ceremonias que
se realizaban en espacios públicos y que congregaban a un gran número de personas, que
ansiaban ver juzgar, condenar y ejecutar a aquellos presos que habían ido en contra de la
moral cristiana.
La Inquisición, creada en Castilla en 1478 no era algo nuevo en el panorama europeo.
Había funcionado durante largo tiempo en Italia y en la Corona de Aragón. Las bases jurídicas y
teológicas de aquella antigua Inquisición creada a comienzos del siglo XIII para reprimir la herejía cátara, sirvieron ahora a los primeros inquisidores castellanos que, por mandato real y
amparados en la bula del papa Sixto IV, comenzaron su andadura represiva, en un primer
momento, sobre la comunidad conversa sevillana en 1480, y poco después por toda la
península 1 .
Aunque la Inquisición española se levantó sobre las bases de la medieval, una de las claves de su pervivencia a lo largo de los siglos será la sorprendente capacidad de adaptación a
todo tipo de persecución herejética. Porque, realmente ¿Qué es la herejía? Podía ser cualquier
acción o palabra al margen de las creencias y dogmas de la Iglesia católica. Así, en función de
las necesidades políticas, sociales y religiosas de cada momento, y desde su posición
privilegiada, los inquisidores se atribuían el papel de jueces de Dios. Con el tiempo, de
perseguir a criptojudíos en el siglo XV, la Inquisición pasó a reprimir a masones y liberales en el
siglo XIX, pasando por moriscos, mensajeros del demonio, sodomitas, hechiceros y brujas 2 .
De las grandes ciudades de Castilla, aunque bien es cierto que hubo juicios y Autos de
fe en todas las urbes peninsulares, serán cuatro centros los que acaparen un mayor
protagonismo: Madrid, Valladolid, Sevilla y Toledo. Sin duda, en estas localidades, eran donde
los Autos de fe eran más grandes y escenográficamente más importantes y donde el número
de condenados era bastante más importante que en otras ciudades. Toledo fue quizá una de las más importantes en ese aspecto, no sólo por ser crisol de
culturas judías, árabes y cristianas. En la ciudad imperial además se ubicaba el tribunal del
Santo Oficio, donde se condenaban a gran parte de reos por sentencias, muchas veces,
ridículas. Y es que hay que tener en cuenta que muchos de estos juicios se basaban en
testimonios creados por envidias, incultura o simple intolerancia al prójimo.
1
GARCÍA CÁRCEL, R., MORENO MARTÍNEZ, D.: La Inquisición, historia crítica, Madrid, 2001.
MORENO MARTÍNEZ, D.: Cirios, trompetas y altares, Espacio, tiempo ´çby forma. Serie IV, Historia
moderna, Nº 10, 1997 , págs. 143‐172.
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2
Uno de estos casos sangrantes sería el denominado como “caza de brujas” o “juicio
por brujería o hechicería”. Mientras que en el resto de Europa fue muy importante la
denominada caza y condena de “brujas”, en nuestro país este tema pasaba muy de puntillas
por el Santo Oficio y de hecho, se dudaba y mostraba un gran escepticismo ante este asunto,
no porque dudaran de la existencia del demonio, sino porque las mujeres eran consideradas como mentalmente frágiles y sus afirmaciones, por tanto, eran tomadas un tanto a chanza.
Algo así ocurrió en el tribunal de Toledo contra una acusada proveniente de Madrid.
Esta mujer, llamada Prudencia Grillo y de padres genoveses, fue imputada y juzgada por
hechicería realizada contra los hombres a los que quería enamorar y servirse de su fortuna por
medio de las malas artes y la hechicería: ...
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