Bonjour madame

«Bonjour madame, Bonjour monsieur, así se saludan mutuamente. Pero la mujer no puede aliviar, ni aliviará el padecimiento del vecino enfermo, para sufrir ella misma, en lugar de él, hasta la muerte.» [1]
El sufrimiento de la víctima es inaprensible por cualquiera que no sea la víctima misma. Y lo es todo padecimiento por causa de cualquier mal. En ese ámbito insondable, el Otro, con rostro o sinél, no puede actuar. Esa incapacidad no le exonera de intentar mitigar el dolor de la víctima pero tampoco le obliga. Tiene que haber algo que impele a no quedarse en la mera contemplación del mal. Algo que sea universalizable, con lo que se pueda abonar una teoría moral efectiva. Para ello no se puede enmarcar la moralidad humana en el ámbito de lo societal. Si aceptamos la premisa hobbesiana ylos postulados de Durkheim [2] (de la sociología en general) tenemos que aceptar también que son las macroestructuras las encargadas de fijar, con el único propósito de optimizar la gestión de sus recursos, qué es eso del bien y del mal. Desde este punto de vista no nos sería posible criticar el Holocausto salvo por la incapacidad del régimen Nazi de llevarlo a cabo hasta el final, pero no porintentar exterminar a una raza entera. Al convertir al ciudadano en exclusivo portador de derechos, solamente despojando a éste de su ciudadanía, se le excluye y fija más allá de la sociedad (recordemos, única garante y posibilitadora de la moral). A partir de entonces sobre lo que le suceda no se podrá emitir ningún juicio moral. De ahí que durante la Revolución Francesa, al guillotinado (antes deserlo) se le sustrajese su condición de ciudadano o que lo nazis intentasen alejar lo más posible al judío del ciudadano. Pero el individuo no muere ni desaparece al perder su ciudadanía, sin embargo sí cuando le cortan la cabeza de cuajo. Si el ciudadano, a parte de eso (de ciudadano), es algo más, entonces, ¿qué obligaciones tenemos para con él? Para con ese algo más. Manteniendo los postuladosanteriores, ninguna. No haríamos ni bien ni mal, lo mismo que no lo hacemos si dejamos que una araña se coma a una mosca que ha quedado atrapada en su tela. Si el hombre no es más que un animal, malo por naturaleza, necesitado de la sociedad para encauzar sus inclinaciones negativas si queda fuera de ella no hay ningún inconveniente ni dilema moral al acabar con su vida. «Todo malhechor que, alatacar el derecho social, se convierte por sus fechorías en rebelde y traidor a la patria, deja de ser miembro de ella (...) y cuando se hace morir al culpable, no es tanto como ciudadano cuanto como enemigo» [3] De esta forma, cualquier estado podrá escoger a sus enemigos y exterminarlos, y responder como el gobierno irakí cuando se le recriminó las ejecuciones masivas contra los kurdos: es unasunto interno, sabemos lo que más le conviene a nuestro país. Esta suerte de relativismo es insostenible. Para sortearlo debemos situar el sujeto de derecho en otra parte. El que debe ostentarlos tiene que ser el ser humano como tal. Aunque claro, «Es un hecho que no se puede ser humano sin ser alemán, francés, cristiano, miembro de cualquier comunidad social definible»[4]
Es cierto que existe unadeclaración universal de los derechos del ser humano, aunque no lo es menos que no es vinculante, sin embargo se topa con su propia incompetencia cuando se sitúa delante suyo, mirándole a la cara, el emigrante. Nos encontramos entonces con cientos de hombres y mujeres varados en mitad del mar porque no son aceptados en ningún territorio (estado) o a otros tantos y tantas hacinados/as en centros depermanencia temporaria. En definitiva, a seres humanos, depositarios de hipotéticas dignidades sólo por el hecho de serlo, que de hecho no las tienen. Es urgente, por tanto, una definición de qué es ser humano. Y aún rechazando la objeción de Améry y aceptando como buena una definición más general de lo que es humano [5] los avances tecno-científicos nos presentan un nuevo problema en la figura...