Buenas noches

Habría visto esa película una docena de veces pero Alicia no podía apartar la mirada de la pantalla a pesar del sueño que le embargaba desde hacía un buen rato. Gabriel había salido a cenar con unosamigos con los que no coincidía en meses. Presumiblemente llegaría a casa en unas horas, apestando a bourbon y a Ducados y se metería en la cama de su esposa sin que esta se enterara, porque teníaesta el sueño muy profundo. En cuanto finalizó la última escena, estiró al brazo para apagar la televisión. El dormitorio quedó completamente a oscuras y ella cerró los ojos y se abrazó a la almohada.Un ruido repentino la despertó de repente, pero la habitación seguía en la oscuridad más absoluta. Habían pasado unos pocos minutos, o quizá un par de horas, pensó. Se giró de golpe al notar unmovimiento al otro lado del colchón. Esa respiración, familiar y predecible la tranquilizó. “Cariño, ya estás aquí.” Le susurró. Él no respondió nada pero se deslizó bajo las sábanas, respondiendo con elcalor de su cuerpo contra el de ella. Instintivamente Alicia se echó sobre él para abrazarlo y apoyar la cabeza en su pecho. Gabriel rodeó su cintura con firmeza y con una mano acarició su barbilla unosinstantes antes de acercarla hasta su propia boca. Alicia temió el mal aliento que podía haber adquirido tras el sueño, pero a él no le importó. Su lengua jugueteaba con la de ella con fruición y esohizo que se le erizara todo el vello de su cuerpo, el cual se comenzaba ya a despertar al deseo. Ese beso intenso no sabía a bourbon, ni a whisky ni a ron, solo al sabor que sentía cada vez quepensaba en su marido. Alicia sentía su cuerpo hervir ante la expectación y además los dedos de Gabriel se colaban ahora entre sus muslos, acariciando el fino encaje de las braguitas. Se le escapó ungemido. Deslizó ella las manos bajo su camiseta para palpar una vez más ese torso firme y perfecto. Le excitaba sentir el roce de su piel contra la suya, y descubrir su miembro en erección bajo la ropa...