Cartas de relacion
Puede haber dos años poco más o menos, Muy Esclarecidos Príncipes, que en la cibdad de Santiago, que es en la isla Fernandina, donde nosotros hemos seído vecinos en los pueblos della, se juntaron tres vecinos de la dicha isla, y el uno de los cuales se dice Francisco Fernández de Córdoba y el otro Lope Ochoa de Cayzedo yel otro Cristóbal Morante. Y como es costumbre en estas islas que en nombre de Vuestras Majestades están pobladas de españoles de ir por indios a las islas que no están pobladas de españoles para se servir dellos, envían los susodichos dos navíos y un bergantín para que de las dichas islas trujesen indios a la dicha isla Fernandina para se servir dellos. Y cre[e]mos, porque aún no lo sabemos decierto, que el dicho Diego Velázquez, teniente de almirante, tenía la cuarta parte de la dicha armada. Y el uno de los dichos armadores fue por capitán del armada, llamado Francisco Fernández de Córdoba, y llevó por piloto a un Antón de Alaminos, vecino de la villa de Palos. Y a este Antón Ala minos trujimos nosotros agora también por piloto, [y] lo enviamos a Vuestras Reales Altezas para que délVuestras Majestades puedan ser informados.
Y seguiendo su viaje fueron a dar a la dicha tierra intitulada de Yucatán a la punta della, que estará sesenta o setenta leguas de la dicha isla Fernandina [y] desta tierra de la Rica Villa de la Vera Cruz donde nosotros en nombre de Vuestras Reales Altezas estamos, en la cual saltó en un pueblo que se dice Campoche, donde al señor dél pusieron pornombre Lázaro y allí le dieron dos máscaras con una tela de oro por cima y otras cosillas de oro. Y porque los naturales de la dicha tierra no los consintieron estar en el pueblo y tierra se partieron de allá y se fue la costa abajo hasta diez leguas, donde tornó a saltar en tierra junto a otro pueblo que se llama Mochocobon y el señor dél Champoton. Y allí fueron bien rescebidos de los naturales dela tierra, mas no los consintieron entrar en su pueblo y aquella noche durmieron los españoles fuera de las naos en tierra. Y viendo esto los naturales de aquella tierra, pelearon otro día por la mañana con ellos en tal manera que murieron veinteséis es pañoles y fueron heridos todos los otros. Y finalmente, viendo el capitán Francisco Fernández de Córdoba esto, escapó con los que le quedaron conacogerse a las naos.
Viendo pues el dicho capitán cómo le habían muerto más de la cuarta parte de su gente y que todos los que le quedaban estaban heridos y que él mismo tenía treinta y tantas heridas y que estaba cuasi muerto que no pe[n]saría escapar, se volvió con los dichos navíos y gente a la isla Fe[r]nandina, don[de] hicieron saber al dicho Diego Velázquez cómo habían hallado una tierra...
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