China
Un acontecimiento inesperado eclipsarepentinamente su historia antigua, para lanzarse en una nueva era. Ciegos por su amor propio nacional, llevado al extremo, los chinos consideran a las demás naciones como bárbaras, cuya historia,civilización y artes no merecen su atención. Celosos de sus frutos innumerables y muy variados por su terreno fértil, que abraza una extensión de muchos climas, no ven en los extranjeros sino habitantes deuna tierra ingrata, y forzados a ir a sus costas en busca del arroz, del té, seda, trigo, vino, lino o cáñamo de la China, para oponer a la rapiña y a sus violencias una barrera insuperable; tal hasido, pues, el solo y único objeto de los Emperadores en su política exterior.
Síguese que en la civilización de esta inmensa comarca, vista ya física como moralmente en su propia esencia y sin ningúnelemento heterogéneo, no influya el trabajo; porque este trabajo secular se concluye lenta y uniformemente sin agitación; siempre marcha lo mismo que las ideas en la masa de la nación, y porqueninguna causa exterior la estimula. Mientras que la Europa es sucesivamente el hogar ardiente de las ideas que dan la energía a las naciones y las arrojan en las competencias y experimentos de donde salennuevos adelantos.
La China, en mas de tres mil años, no ha escuchado mas que la voz de sus mandarines y de sus filósofos, que siempre les predican la misma moral y los mismos deberes. En vano lasideas, las artes y la industria llegaban de todas partes, los chinos, situados en la extremidad del Asia, no entendían mas que de su retintín; y después de estar adelantados a la Europa en muchossiglos, se les ve impasibles, no apreciando mas que sus productos, no admirando mas que sus obras, continuando imperturbables sus trabajos de arar el surco y llegar al mecanismo del molinillo, cuando por...
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