Collar de tristezas
(Cuento)
Por Jose Ignacio Florez Ricardo
La prensa llegó como un rayo al lugar en donde estaba la aterrorizada mujer. María, la víctima del atentado y una de tantas colombianasa quienes el flagelo de la violencia les había robado su identidad y esperanza, tendría unos cuarenta años de edad y era madre de una niña de ocho y de dos niños de seis y de cinco. A esa hora ellos,seguramente, la esperarían en su casa para almorzar juntos. En la mujer se confundían el miedo a la muerte y una inmensa tristeza originada por el desamparo en que quedarían sus hijos, pues el padrede los menores había sido muerto bajo el fuego cruzado de guerrilleros y paramilitares, dos años atrás en el sur de Bolívar.
En el collar letal, ajustado al cuello de la mujer brillaban -encontradicción- la luz del bien de la ciencia y la del mal de la deshumanización. Mientras María forcejeaba por quitarse el artefacto, los curiosos especulaban sobre los responsables del acontecimiento. -Fueron los de la guerrilla, quienes se lo pusieron - decían unos. - Fueron los “paras” - argumentaban otros. - ¡ Qué importa quiénes fueron !, ¡ Aquí lo único que vale es que se termine este horror queestamos viviendo ! – terció con fuerza un socorrista que había acudido en ayuda y en quien se reflejaba una gran rabia por no poder hacer nada.
Después de dos horas apareció la policía yrápidamente acordonó una cuadra a la redonda; luego llegó un afanado cura a quien se le permitió acercarse a María, pues ella así lo había solicitado. - Padre, ¡ me van a matar ! – gritó la mujer, metiéndoseentre los brazos del padre García. - Dios te bendiga y que su voluntad te proteja – susurró el clérigo. - Mis pobres hijitos ... ¿ por qué su suerte ? - inquirió María en medio del llanto. - Dioscuidará de ellos – respondió el cura – y Bienestar Familiar los recibirá en un albergue – acotó. - Perdóneme padre, pero ¿ de qué valen Dios y los bienestares, si los niños quedarán con sus almas...
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