concenso monetario

Si estuviera en nuestro poder regular completamente el sistema de precios en el futuro, la
situación ideal sería, una en el que, sin interferir con las inevitables variaciones en los precios
relativos de los productos básicos, el promedio general de los precios del dinero sería
perfectamente invariable y estable.
El siglo pasado ha tenido una notable innovación en los sistemas monetariosdel mundo. A
comienzos del siglo XX, se da por sentado por los hombres prácticos que el significado de una
unidad monetaria debe ser garantizado por su convertibilidad en una cantidad específica de algún
metal precioso. Debates acerca de la política monetaria por lo general refiere a las ventajas
relativas de oro y plata de las normas o la posibilidad de un patrón bimetálico. Pero a través detrancas y barrancas, las monedas mundos han llegado progresivamente a ser más completamente
sujeto a la gestión de los bancos centrales individuales. Desde el colapso del sistema de Bretton
Woods de tipos de cambio fijos en la década de 1970, la última pretensión de una conexión de las
monedas del mundo para cualquier producto real ha sido abandonada. Ahora vivimos en un
mundo en cambio deunidades fiduciarias puros de cuenta, donde el valor de cada uno depende
únicamente de la política del banco central en particular con la responsabilidad de ella.
Esto ha traído consigo tanto oportunidades como desafíos. Por un lado, caprichos del mercado
para el oro o cualquier otro metal precioso ya no causan variaciones en el poder adquisitivo de
dinero, con sus interrupciones del patrónde la actividad económica. El reconocimiento de que el
poder adquisitivo del dinero no tiene que ser dictada por las fuerzas naturales del mercado, y es
más bien un tema propio de la regulación gubernamental, como propone la monetaria reformador
KnutWicksell hace un siglo, debería, en principio, hacer posible una mayor estabilidad del nivel de
valor, facilitando la contratación y de cambiode mercado. Al mismo tiempo, las responsabilidades
de los bancos centrales de los mundos son más complejas en un sistema fiat de lo que eran
cuando las tareas bancos eran simplemente para mantener la convertibilidad de sus monedas
nacionales en oro, y no fue inmediatamente evidente cómo los bancos de nueva libertad mejor se
debe utilizar. En efecto, durante la primera década del nuevorégimen, las políticas de muchos
países industriales sufrieron una tendencia a la inflación crónica, lo que lleva a los llamados de
algunos sectores de la década de 1980 para el retorno a una norma para productos.
Esto no ha demostrado ser necesaria. En cambio, desde la década de 1980 los bancos centrales de
los principales países industriales han tenido un gran éxito en la reducción de la inflacióna niveles
bajos y relativamente estables. Y esto no parece haber implicado ningún sacrificio permanente de
otros objetivos. Por ejemplo, el crecimiento del PIB real ha sido si cabe más alto en promedio, y sin
duda más estable, ya que la inflación se estabilizó en los Estados Unidos. Paradójicamente, este
período de mayor estabilidad macroeconómica ha coincidido con una reducción, en algunossentidos, en la ambición de los esfuerzos de los bancos centrales en la estabilización
macroeconómica. Los bancos de todo el mundo se han comprometido de manera más explícita a
los objetivos relativamente sencillas en relación con el control de la inflación, y han encontrado
cuando lo hacen de manera que no sólo es más fácil de controlar la inflación que la experiencia
previa podría habersugerido, pero que la estabilidad de precios crea una base sólida para el
desempeño económico real también.

Lo que pareceestar desarrollándose, pues, a la vueltadeun siglo, es un nuevo consenso a
favor deuna políticamonetariaque estádisciplinado pornormas clarasdestinadas
agarantizar un nivelestable devalor, en lugar de unoque se determinasobre una base
puramentediscrecionalbasepara...