Contigo Pan y Cebolla

Páginas: 66 (16382 palabras) Publicado: 14 de junio de 2014
Acto primero

Escena I

DOÑA MATILDE y BRUNO.
 
DOÑA MATILDE ¡Bruno!
BRUNO Jesús, señorita, ¿ya se levantó usted?
DOÑA MATILDE Si no he podido cerrar los ojos en toda la noche.
BRUNO Ya, se habrá usted estado leyendo hasta las tres o las cuatro, según costumbre...
DOÑA MATILDE No es eso...
BRUNO Se le habrá arrebatado el calor a la cabeza...
DOÑA MATILDE Repito que...
BRUNO Y conlos cascos calientes ya no se duerme por más vueltas que uno dé en la cama.
DOÑA MATILDE Pero hombre, qué estás ahí charlando sin saber...
BRUNO ¿Con que no sé lo que me digo? Y en topando cualquiera de ustedes con un libraco de historias o sucedidos, de esos que tienen el forro colorado, ya no ha de saber dejarlo de la mano hasta apurar si Don fulano, el de los ojos dormidos y pelo crespo, eshijo o no de su padre, y si se casa o no se casa con la joven boquirrubia que se muere por sus pedazos, y que es cuando menos sobrina del Papamoscas de BURGOS: todo mentiras.
DOÑA MATILDE ¿Acabaste?
BRUNO No señora, porque es muy malo, muy malo leer en la cama...
DOÑA MATILDE ¡Aprieta!
BRUNO Sin contar que el día menos pensado nos va a dar usted un susto con la luz y la cortina.
DOÑA MATILDEMira, Bruno, que estás muy pesado.
BRUNO Siempre las verdades pesan, señorita, y amargan y se indigestan.
DOÑA MATILDE Qué disparate, sino que anoche cabalmente ni siquiera hojeé un libro. Buena estaba yo para lecturas.
BRUNO Estuvo usted mala, ¿eh? ¿Y cómo no quiere estar usted mala con ese maldito té que a dado usted en tomar ahora en lugar del guisado y de la ensalada, que todo cristiano toma asemejantes horas? Yo no digo por eso que el té no sea a veces saludable... Cuando duelen las tripas, o cuando... pero al cabo no pasa de ser agua caliente; solo podía habernos venido de Inglaterra, que como allí son herejes, ni tendrán vino, ni bueyes, cebones, ni... ¿Qué está usted curioseando por esa ventana?
DOÑA MATILDE Nada; miraba si... ¿qué hora será?
BRUNO Las siete dieron hace rato enSan Juan de Dios.
DOÑA MATILDE ¿Y no ha venido nadie?
BRUNO Nadie... ah, sí, vino el aguador con su esportilla y su...
DOÑA MATILDE ¿Qué tengo yo que ver con el aguador ni con su esportilla?
BRUNO ¿Esperaba usted acaso otra visita a las siete de la mañana?
DOÑA MATILDE No.. Sí... ¡Válgame Dios qué desgraciada soy! (Sentándose.)
BRUNO ¡Desgraciada! ¿Qué dice usted?
DOÑA MATILDE ¡Oh, muydesgraciada, muy desgraciada!
BRUNO Pues, señor, ¿qué ha sucedido... acaso su papá de usted...?
DOÑA MATILDE No, papá duerme todavía, y estará sin duda bien lejos de soñar o de pensar que el terrible momento se aproxima en que va a decidirse para siempre el porvenir de su hija única y querida... ¡para siempre! ¡Ay, Bruno!, si tú pudieras comprender toda la fuerza y la extensión de esta palabra ¡parasiempre!
BRUNO ¡Vaya, y qué tonto me hace usted! ¿Conque no comprendo lo que quiere decir para siempre? «Para siempre» es lo mismo que decir a uno «hasta que te mueras».
DOÑA MATILDE Decía sólo que si tú pudieras discernir bien y avalorar las sensaciones de diferente naturaleza que semejante palabra excita, fomenta, inflama...
BRUNO No, en efecto, todo eso para mí es griego.
DOÑA MATILDE Ypone en combustión, entonces es cuando estarías en estado de... ¿Pero quién anda en la antesala?
BRUNO Será quizá el gato que habrá olfateado ya su pitanza.
DOÑA MATILDE Él es, él es.
BRUNO ¿Quién había de ser? Minino, minino...
¡Desgraciada! ¿Qué dice usted?
 
Escena II
 
DON EDUARDO, DOÑA MATILDE y BRUNO.

DOÑA MATILDE ¡Eduardo!
DON EDUARDO ¡Matilde!
BRUNO ¡Calle, pues no era elgato!...
DOÑA MATILDE Creí que no acababa usted de llegar nunca.
DON EDUARDO Amanece todavía tan tarde... y a no haber venido sin afeitarme...
DOÑA MATILDE ¡Oh, eso no! Hubiera sido imperdonable en un día tan solemne, como lo es éste, el que usted se hubiera presentado con barbas.
DON EDUARDO Y, sobre todo, hubiera sido poco limpio.
DOÑA MATILDE Si usted hubiera tenido que viajar en posta...
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