Cosas mias

El Yo y El Ello
Sigmund Freud - El Yo y El EDas Ich und das Es
InPrólogo
Las siguientes elucidaciones retoman ilaciones de pensamiedel principio de placer (1920g), y frente a las cuales mi aconsigna, la de una cierta curiosidad benévola. Recogenenlazan con diversos hechos de la observación anaconclusiones de esta reunión, pero no toman nuevos préstsitúan más próximas al psicoanálisis queaquella obra. Tieneque de una especulación, y parecen haberse impuesto una se detienen en lo más grueso, y admito enteramente esta limAdemás, se refieren a cosas que hasta ahora no hapsicoanalítica, y no pueden dejar de convocar muchas teoríanalistas adujeron para apartarse del análisis. Siempre edeudas hacia otros trabajadores, pero en este caso me sienpsicoanálisis no apreció hasta el presenteciertas cosas, noefectos o pretendiera desmentir su importancia. Fue porqupor el cual no había avanzado lo suficiente. Y finalmente, cucosas se le presentan diversas que a los otros.
Conciencia e inconciente
En esta sección introductoria no hay nada nuevo que decir,de lo ya dicho muchas veces.
La diferenciación de lo psíquico en conciente e inconcpsicoanálisis, y la única que le da la posibilidad decomprentan frecuentes como importantes procesos patológicos de lade diverso modo: El psicoanálisis no puede situar en la consino que se ve obligado a considerar la conciencia comopuede añadirse a otras cualidades o faltar.
Si me estuviera permitido creer que todos los interesados eesperaría que ya en este punto una parte de los lectores suproseguirla, pues aquí está el primer shibbólet(2) delpsicpersonas de formación filosófica, la idea de algo psíquico quinconcebible que les parece absurda y desechable por meraesto se debe únicamente a que nunca han estudiado los pery del sueño, que -y prescindiendo por entero de lo patconcepción. Y bien; su psicología de la conciencia es incaproblemas del sueño N, de la hipnosis.
«Ser conciente(3)» es, en primer lugar, una expresión purpercepción másinmediata y segura. En segundo lugar,elemento psíquico, por ejemplo una representación, no duradera. Lo característico, más bien, es que el estado de representación ahora conciente no lo es más en el momentoa serlo bajo ciertas condiciones que se producen con fasabemos qué; podemos decir que estuvo latente, y por tal efue susceptible de conciencia. También damos una descrisido inconciente. Eso«inconciente» coincide, entoncesconciencia». Los filósofos nos objetarán, sin duda: «Nenteramente inaplicable aquí; la representación no era nadaen el estado de latencia». Si ya en este lugar los contradijéverbal con la que no ganaríamos nada.
Ahora bien, hemos llegado al término o concepto de lo procesamiento de experiencias en las que desempeña un paaveriguado (vale decir: nos vimos obligados asuponer) qrepresentaciones muy intensos -aquí entra en cuenta por prpor tanto, económico- que, como cualesquiera otras repreconsecuencias para la vida anímica (incluso consecuenciaconcientes en calidad de representaciones), sólo que ellos mes necesario repetir aquí con prolijidad lo que tantas vecBástenos con que en este punto intervenga la teoría psrepresentaciones no pueden ser concientes porquecierta fuefuese podrían devenir concientes, y entonces se vería cuelementos psíquicos reconocidos. Esta teoría se vuelve psicoanalítica se han hallado medios con cuyo auxiliocontrarrestante y hacer concientes las representaciones e(esfuerzo de desalojo} al estado en que ellas se encontraconcientes, y aseveramos que en el curso del trabajo psicoala fuerza que produjo y mantuvo a la represión.
Por lotanto, es de la doctrina de la represión de donde einconciente. Lo reprimido es para nosotros el modelo de tenemos dos clases de inconciente: lo latente, aunque reprimido, que en sí y sin más es insusceptible de concdinámica psíquica no puede dejar de influir en materiaLlamamos preconciente a lo latente, que es inconciente sólodinámico, y limitamos el nombre inconciente a lo reprimidmodo que...