crónica de Zaragoza

La situación se tornaba complicada, cada día llegaban nuevos inquilinos a las vecindades de las colonias; el ambiente era agradable, pero la oportunidad de tener una casa propia era escasa. A mis padres les sugirieron que hicieran una casa a las afueras de la ciudad, en una pequeña comunidad que estaban formando algunas personas; si bien era cierto que careceríamos de muchas cosas, también eraposible que con el tiempo las cosas mejoraran.
Desde que salimos de nuestra vieja casa, el ambiente cambiaba drásticamente, pues en ciertos lugares aún era posible escuchar el bullicio de la gente, los gritos de los niños en los patios, etc.; conforme nos acercábamos a nuestro nuevo hogar, el ambiente se torno solitario, donde sólo los cantos de los pájaros y el correr del agua eran plenamenteperceptibles. La curiosidad y la tristeza me invadían, en parte tenía ansias de conocer ese nuevo lugar; por otra, esperaba no perder las amistades que tenia.
Era 1930 y yo tenía diez años cuando mis padres tomaron la decisión de mudarnos a un poblado donde había no más de doce familias; el lugar estaba rodeado de campos en los que crecían de forma natural la hierba y los cultivos juntos. Parallegar tuvimos que caminar desde el barrio del Alto hasta donde terminaba la calle de Carrillo; un poco más adelante atravesamos a pie un rio que separaba al centro de esa comunidad. El agua era cristalina y estaba un poco fría.
Después de atravesar el rio y secarnos los pies, continuamos caminando hasta llegar a una choza hecha de piedra; esa era nuestra nueva casa. Mis hermanitos se alegraron,porque por fin podrían descansar. Al fondo del terreno estaba un pozo que mi padre construyó junto con la casita. Fui por una olla para hacer un poco de té antes de dormir.
Mientras me dirigía al pozo me di cuenta que teníamos vecinitos de mi edad, después de todo no me sentiría tan sola. Al llenar el jarrón vi chapulines y lagartijas conviviendo en su entorno. La vida sería tranquila en ese lugar.Después de acomodar nuestras pertenencias y tomar una taza de té endulzado con piloncillo, nos acostamos a dormir; tardé en conciliar el sueño, pues cada vez que cerraba los ojos y escuchaba ruiditos mi curiosidad por saber cuál era la causa de ellos me mantenía en insomnio. No se cuanto tiempo pasó para que pudiera dormir tranquila, pero si sé que soñé con muchos animalitos y nuevos amigos.Al amanecer mi madre me despertó para que fuera a la primaria que se encontraba del otro lado del río, ya que en ese lugar no había escuela. Mis vecinos y yo empezamos a caminar con rumbo al centro de Puebla, nuevamente atravesé el rio y continúe mi camino hasta llegar a la escuela “Motolinia”, que era donde estudiaba. Ese día descubrí las grandes distancias que recorrían ciertos compañeros parapoder estudiar.
Mientras regresábamos a casa los niños me contaron que antes del puente se encontraba el parque de aviación y cada que llegaba una avioneta ellos iban a ver como aterrizaba, era todo un espectáculo pues se disfrutaba mucho el poder apreciar esos eventos.
Al regresar la lluvia nos sorprendió en el camino; nos atajamos bajo unos árboles y esperamos a que pasara. Al llegar al rio mesorprendió darme cuenta de que la corriente había crecido, esperamos hasta que bajo un poco el nivel del agua. Estaba tan cansada, quería descansar un poco, sin embargo mis obligaciones estaban primero.
Unos días después, los lugareños decidieron construir un puente por su cuenta; para evitar algún accidente o que alguno de nosotros resultara lastimado al cruzar el rio. Por lo tanto cada unotuvo una obligación particular. La más interesante es la del señor Maceda, pues él fue quien forjó los rieles para el puente.
La mayoría de los señores que vivían ahí se dedicaban a oficios como el de la construcción, por lo mismo, cada uno hizo su aportación al proyecto. Una vez terminado el puente las cosas mejoraron sustancialmente.
Así pasaron algunos días, entre más me apresuraba a terminar...