Cualquiera

“Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones”
SÉNECA
El síndrome de faltar a la verdad

Para el ser humano el encuentro con la verdad, esencia de las cosas, ha
presentado su mayor preocupación a través de su existencia. Tal necesidad se
manifiesta como una prolongación de su realidad ontológica. Para éste, la búsqueda
de la felicidad se encuentra condicionadainevitablemente por el nivel de clarificación
que logre de su ser y de cómo se adentre ante esta realidad. Esta condición la
definirá cómo un hombre virtuoso o uno más. La concepción teórica y la praxis que
adopte serán elementos decisivos en su actitud frente a la vida. La pluralidad de
posibilidades para su óptima realización es tan amplia como su capacidad racional la
pueda concebir; pero no hayque olvidar que el concepto de la verdad en lo referente
a la mejor orientación de su conciencia es uno muy complejo y difícil de superar. Sin
embargo, siempre existe la posibilidad en ser racional de encaminarse y encontrar el
camino del bien, única manera de plasmar su verdadero ser.
Muy poco podemos hacer para llegar a este estado mental si orientamos
nuestras acciones con la mentira,cuyo mal suele suceder en la mayoría de los
individuos como secuela de la inseguridad y la falta de objetividad. Cuando así se
manifiesta, el sujeto está desconectado de su verdadero ser y condenado a errar,
con el grave resultado de hacer, muchas veces, un daño irreparable a otros seres
humanos. Basta conocer los supuestos teóricos que nos legaron los grandes
maestros, pensadores yreformadores del pensamiento para sostener esta
aseveración. Un puñado de hombres, de distintas épocas, razas y religiones, que
condujeron sus vidas por el camino de la verdad universal. Ellos hicieron con sus
vidas el mejor ejemplo de lo que el verdadero ser humano debe significar.
Todos ellos dedicaron su vida a tratar de encontrar, describir y definir la
esencia universal del hombre ante suexistencia o la existencia del hombre ante la
esencia universal. Es decir, desentrañar la verdad última y su relación con el
hombre que, a su vez, implica la relación del hombre con sus semejantes. Su
.
El autor es catedrático en la Universidad del Turabo, en Gurabo, Puerto Rico. En la actualidad dicta los
cursos de Sociología y Filosofía de laEducación.

clarificación existencial y la profundidad de sus ideas y preceptos sobre lo que debe
ser y no es los llevó a escalar niveles incomparables de sensibilidad ética y moral.
Su amor por el prójimo los condujo a percibir la única verdad. Pero aunque ésta
fuese la única, la incuestionable verdad del hombre, como ellos lo entendieron y
quisieron inculcar, no representó en su tiempo nien el presente la verdad absoluta
para todos. Por consiguiente, somos testigos de las grandes injusticias e iniquidades
que ha desarrollado y sostenido el hombre contra su coetáneo. Y como el
“bumerang” revierte hacia el origen.
Esta realidad empírica nos lleva a inferir sin mucha dificultad la gran
incongruencia entre los que estos virtuosos representaron para el hombre común.
Hay queseñalar las dicotomías entre sus verdades conceptuales y lo que sostienen
los demás hombres, es cierto y significativo, sin embargo, no ocurre así al observar
la integridad y jerarquía de sus convicciones morales y éticas en respaldo y
aceptación de sus principios. En este sentido, es que observa la insuperable
distancia entre ellas trascendieron el ser de estos hombres. Sus vidas estuvieroncomprometidas con el amor, el bien, la libertad, la sinceridad y autenticidad de
propósito. La verdad era su camino y su proceder.
Estos grandes maestros (Sócrates, Confucio, Buda, Jesús, etc.), guías de la
humanidad, fueron firmes toda su vida e hicieron lo que pensaron y dijeron, sin
importarles las consecuencias de sus actos. Fueron, en efecto, hombres libres en
pensamiento y...