cuento de libro

Eran exactamente las cuatro de la tarde cuando Victoria Uccello entro en la antigua biblioteca. Automáticamente sus fosas nasales se impregnaron de polvo... su estornudo resonó por toda la estancia.
Con una expresión de molestia reflejada en su rostro, ella se encaminó al mostrador. Apenas se fijo en las estanterías de caoba a su alrededor, no reparo en los desgastados libros que descansabansobre ellas, no había tiempo para ello.
De hecho, tenía tanta prisa, que cuando llego al mostrador y no encontró a nadie, se puso a golpear la campanilla que había sobre la mesa frenéticamente.
“¡tin,tin,tin…!”
Y así habría seguido de no ser por la mano que se interpuso, deteniéndola de golpe.
-¡Cálmate!- le dijo el muchacho que atendía- ¡ya estoy aquí!-
-¡no hay tiempo para calmarse!¿Tienes el libro?- El puso una sonrisa cínica
-Tengo muchos Libros- dijo mientras señalaba al resto de la Biblioteca, Victoria entrecerró los ojos con una mescla de furia e impaciencia.
-el libro que llevo días buscando- especifico tras un suspiro
-¡ah! ese libro- dijo el encargado, gozando de la exasperación de Victoria- todavía no lo encuentro-
Victoria bufo y tratando de no entrar en un estado delocura se mordió los labios.
Para cualquiera que la viera, Victoria era una Tía de rasgos redondeados, el cabello le caía por la espalda en una cascada de enredados rizos cobrizos, tenia pómulos marcados y nariz pequeña. Sus ojos eran grandes y marrones. Era un poco pálida y muy pecosa. No era alta, apenas y llegaba al metro cincuenta, sin embargo podía llegar a ser muy amenazadora si se loproponía. Caminaba con la cabeza en alto, con un andar que podía considerarse egocéntrico, porque ella lo era, y mucho.
Se daba a si misma aires de grandeza, como una reina o una gobernadora. Era descuidada, excéntrica, Astuta, vengativa y…si, impaciente.
Justamente eso es lo que perdió cuando el muchacho de la librería le dedico una sonrisa de Indolencia… la paciencia
-¡necesito el libro ahora!-grito olvidándose por un segundo que en las bibliotecas no se levanta la voz.
El chico la miro con enfado
-en las Bibliotecas no se…-
-…grita, ya lo sé- lo interrumpió la pelirroja- de cualquier forma, aquí no hay nadie más que tu y yo-
Era cierto, desde hacían varios meses la antigua biblioteca estaba vacía. Y se debía a que a tan solo dos cuadras había otra biblioteca que era nueva. Elencargado no conseguía entender como la gente podía preferir ese lugar al suyo, pero no muchos pensaban como él.
Aquella biblioteca era muy moderna, nada de los típicos cajoncitos con fichas ordenadas alfabéticamente. No, allí tenían un buscador cibernético en donde con apretar un botón, te salían, no solo el libro que buscabas, sino que todas las obras del autor. Nada de esos libros de tapa dura ycolores neutros que con el tiempo agarran polvo, ellos tenían todos los libros de cubiertas brillantes y llamativas con protector contra el agua.
Era de esperarse que la gente terminara por acudir allí. Con el tiempo, la biblioteca Antigua acabo por ser olvidada.
-de cualquier forma, si quieres tu bendito libro, búscalo tú- por muy cierto que hubiese sido aquel comentario, al muchacho no le habíagustado.
Victoria llego a la conclusión, de que si quieres las cosas bien hechas, hazlo tu misma.
Pronto el rítmico “tap, tap, tap, tap…” de sus zapatos resonó por todos los pasillos.
Había todo tipo de libros- como ella pudo comprobar mientras buscaba- desde antiguos cuentos de niños hasta enciclopedias pesadas. Las estanterías eran altas hasta el techo, lo que conllevaba una gran desventajapara su triste estatura.
-1,50- murmuro resentida con el destino y con sus genes.
Aun cuando había tantos libros que no alcanzaba una vida para leerlos, el que ella buscaba no aparecía. Un vago recuerdo del día en que le hablaron del libro acudió a su mente cuando buscaba entre una pila de libros Amorronados.
Oyó hablar de él cuando todavía no había mudado los dientes de leche, era esa...