Cultura medieval

la cultura medieval

Ante los problemas, el cris¬tiano debe "volver los ojos hacia los testigos de la Fe", así por lo menos lo aprendimos en el catecismo. Y eso es lo que de alguna manera estamos intentando hacer en nuestros días. Esa mirada no es la nostálgica visión de un bien perdido, sino la esperanzada búsqueda de su reconquista. Y si en la Historia tenemos que buscar “los testigos dela Fe”, obviamente que nuestra mirada apuntará primero a buscarlos en los tiempos dela cristiandad.

Dijo el Padre Caste¬llani: "no se puede crear una «cultura nueva» por des¬trucción de la antigua, como no se puede producir flores sin ramas ni raíces. Hay que regar las raíces y la flor viene sola, por obra de Dios, el sol y el viento..." Y eso es lo que queremos hacer.


Al ver alhombre a lo largo de los siglos muchos dicen que la histo¬ria se repite, lo cual si bien estrictamente es falso, metafóricamente tiene algo de cierto. Los proble¬mas fundamen¬ta¬les que enfren¬tan los hombres hoy, son similares a los de hace cien, doscientos o mil años, y las respuestas en lo básico también. Allí tratamos de apuntar: sim¬plemen¬te inten¬ta¬r ver qué es lo que dicen de importan¬te alhombre de hoy esos auto-res tan leja¬nos; simplemente "regar nuestras raíces".

Creo que no me equivoco si afirmo que la esencia de la sabiduría medieval pasó por la humildad. Virtud que si bien es hábito, también es "disposición del alma", condición de la verdadera sabiduría.

Por lo menos es la actitud que resalta C.S.Lewis al explicarnos tal cosmovisión:

"Lo más próximo a una"filosofía de la historia" ampliamente difundida en la Edad Media es la frecuente afirmación de que las cosas fueron mejores en un tiempo que en la actualidad... "

Y prosigue explicándonos que tanto histórica, como cósmi¬ca¬mente el hombre medieval estaba al pie de una escalera. Si bien su edad no podía compararse con la gloria que había exis¬tido ni con la que habría de venir, él sabíadelei¬tarse con el espectáculo que éstas le ofrecían, "la humildad se veía com¬pensada con los deleites de la admiración."

"Los santos –nos dice- observaban desde arriba la vida espiri¬tual de cada uno; los reyes, los sabios y los soldados, la vida secular: para consolar, alentar e instruir. En todas las edades había amigos, antepasados y protecto¬res. Cada cual tenía su lugar, por modesto quefuese, en un gran linaje; no había razones para sentirse ni orgu¬lloso, ni abandonado."
La cristiandad se unía para construir, luchar, festejar, rezar... y todo en "orden al buen vivir". Los mayores señala¬ban el camino (el "magisterio de los arquetipos" ), los demás se unían a ellos y el resultado fue ese esplendor tan mentado.
¿No hubo descarriados? Desde ya que los hubo, pero eso no cambianada de lo dicho. ¿Fue un todo absolutamente homogéneo? ¿Una sociedad de santos? Sería ridículo sólo pensarlo. La diferencia es que se veía la realidad del hombre. El pecador se sabía pecador y no se envanecía en serlo. Podía caer mil veces, pero todo lo que lo rodeaba le recordaba su honor y dignidad de hijo de Dios.
Sabidu¬ría real, hay una sola: el saber ver la realidad. ¿Cómo la pode¬mos ver?Sobre todo con la ayuda de estas virtu¬des básicas: la pru¬dencia, la humil¬dad y como corona: la caridad. La pru¬dencia frente a la reali¬dad exter¬na, la humildad que nos muestra nuestra reali¬dad inte¬rior y la caridad que le permite al hombre introdu¬cirse en las mayores hondu¬ras de los misterios Divinos. Lo demás será añadidura.
Entre tantas cosas bellas que se han dicho, me gusta estacita de San Agustín:

"Creced en la caridad, difundida en vuestros corazo¬nes por el Espíritu Santo, para que, inflamado vuestro espíritu y amando lo espi¬ritual, podáis conocer por una visión y luz interior la luz y la palabra que no pueden soportar los hombres carnales ni se derrama en los oídos con estrépitos. Porque no se puede amar lo no que no se conoce, pero cuando se ama lo que se...