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Volviendo a Casa

Estaba a punto de amanecer. Hacia frio y los nervios me devoraban por dentro. El Sargento nos había dicho que atacaríamos con las primeras luces del día y solo faltaban unos minutos, para que el sol comenzara a elevarse en el horizonte. El ambiente estaba tenso y un silencio de muerte, se abatía sobre el bosque. Aunque no podíamos verlos, sabíamos que los alemanes nosesperaban, ocultos entre los árboles, algunos metros más adelante. A pesar de nuestra determinación, doblegarlos no sería cosa fácil. Aunque ignorábamos su número teníamos muy en claro que lucharían con uñas y dientes, hasta el último hombre, de ser preciso, para detener nuestro avance. Estaban bien entrenados, conocían su deber. Nosotros también, estábamos listos y decididos. No podíamos fallar. Aquellalínea defensiva, el último obstáculo que nos separaba de París.
Mientras llegaba el momento de entrar en acción, un hombre apareció en nuestro pelotón con varias notas para los que estábamos allí. La nota era nuestro boleto de salvación, la nota decía que podíamos regresar a casa. Yo estaba aterrado, por más bien preparado que estaba, tenía miedo, ya no pensaba en mi patriotismo. No podíaseguir con el pelotón, eran muy jóvenes y yo, que tenía experiencia, ya estaba siendo una mala influencia. Yo decidí regresar. Fernández, Santos y Martínez, mis compañeros de siempre, también. Con ellos yo me había graduado como soldado, con ellos compartí muchas decisiones a la hora de atacar a los alemanes, guiamos a los demás durante tres años, siempre estuvimos juntos, decidíamos juntos, y estavez no fue la excepción.
Los cuatro juntos emprendimos la vuelta a casa, abandonando nuestro pelotón, abandonando nuestra patria. Nadie entendía por qué, pero ya habían pasado tres años y no podíamos rechazar esa oportunidad. Decían que tomábamos la salida del cobarde y quizás tenían razón. Pero nada podían hacer para ir en contra de nuestra voluntad. Pero asi fue, nos retiramos del pelotón, nosretiramos de la guerra.
Solo pensaba en estar con Susan y los niños. Esperaba, fervientemente, que pudieran entenderme. Sé que estarían dichosos de verme. Pero nose si entenderían mi acto de cobardía. Ellos son tan patriotas como yo. Pero debían entender que antes de ser soldado, soy padre y marido y vendería la patria solo por estar con ellos. Así fue como nos fuimos con mis tres compañeros.Nos subimos a un camión que nos esperaba, para llevarnos de nuevo a casa. Estábamos los cuatro con cara larga, aterrados, pensando si habíamos tomado la decisión correcta. Era de noche y estábamos cansados. Nose ellos, pero a mi particularmente, esos pensamientos se transformaron en sueños cuando me dormí. En el sueño, aparecían imágenes de las batallas que tuvimos durante el lapso en el queestuvimos. Como Fernandez salvo mi vida cuando dos alemanes casi me atrapan o como Santos se quedo dormido y salió tarde a atacar. Ese día casi lo matamos nosotros. Martinez por lo contrario era un tipo tranquilo, pasaba desapercibido, tenía una tranquilidad que me alteraba mucho. Yo soy una persona acelerada y no coincidíamos mucho, pero sus dotes de buen soldado eran indiscutibles.
Habremos viajadounas 3 horas y mi sueño se había transformado en pesadilla. Alemanes interceptaron nuestro camión y quedamos atrapados. Atrapados en un infierno. De ver caerlos a estar entregados, en sus manos. Nuestras vidas estaban en manos bávaras. Ya no sentía adrenalina, ya no sentía miedo. Era mucho más que miedo. Estaba horrorizado, aterrado. Nadie sabía que podían hacernos. Sabíamos de lo que nosotros lohacíamos a ellos cuando los atrapábamos, pero ellos a nosotros, no. Lo primero que hicieron fue hacernos bajar del camión y subirnos a uno de ellos. Adentro íbamos con los ojos vendados, pero sentíamos como nos apuntaban con sus armas.
Dentro de todo ese terror que sentíamos, se escuchaban los grito y disparos de aquellos que se quedaron batallando y, aunque suene raro, también pensaba en los...