Daniela

Páginas: 11 (2509 palabras) Publicado: 13 de junio de 2012
Consumir es una operación cotidiana e imprescindible que está ligada a la reproducción material pero también espiritual (cognitiva, emocional y sensorial) de los individuos. Es un acto ordinario ligado al desarrollo vital y es el objetivo de ese intercambio incesante de los hombres con la naturaleza que llamamos trabajo. Una actividad tan imprescindible, ¿porqué estásometida a menudo a un enojoso escrutinio moral? La pregunta debe responderse antes de iniciar una reflexión crítica sobre el consumo.
Elaborar un discurso crítico sobre esta actividad de reproducción y expansión del individuo no puede reducirse a interpretarla como deseo (es decir como un impulso que supera el uso necesario e instrumental), para a renglón seguido,clasificar ese deseo corno patología o desviación. Si se realiza esa pura operación no se comprenden las dinámicas sociales del consumo, en su compleja relación con la subjetividad del individuo lanzado a la incertidumbre de vivir en las sociedades neoliberales del capitalismo globalizado.
La crítica del consumo como deseo no debe provenir de una miradapuritana. Ella debería provenir de una crítica interna de ese deseo, que muestre cómo agobia o esclaviza o fragmenta. Sólo después de intentar esa anatomía es posible hacer la crítica externa del consumo. Ella consiste básicamente en la revalorización de otros deseos desplazados por la instalación del consumo.

Autorretrato de un consumidor obsesivo

Confieso ser unconsumidor obsesivo y vicioso. No me gustan los mall pero no por razones de principios. Básicamente es por la sensación de encierro y de artificialidad, no por desapego de los objetos. Si bien no me interesan la ropa y los automóviles, me ob-sesionan los libros, la gastronomía y los viajes. Cuando se trata de perseguir mis placeres y deseos, mi relación conel gasto carece de planificación y de correctivos éticos. Si estoy comiendo en el Flaubert o en el Kilo-metre, no me asedian los remordimientos.
Gastaría toda mi plata, sin cálculo alguno, en las librerías y convidaría a mis amigos y a mis hijos a los restaurantes que amo, a comer platos sofisticados y beber esos vinos que no se encuentran en los supermercados. E iría mañanamismo a Madrid por el solo placer de ver
El jardín de las delicias en el Museo del Prado.
No me preocupa el consumo con un ánimo de predicador virtuoso que quiere alabar su austeridad. En primer lugar, me preocupa por mi propia relación con el consumo y con el dinero. Si mi tono resulta moralizador es porque me hablo a mí mismo, tratando de lograr una improbableautocorrección. Hablo, entonces, de una es-
clavitud que conozco.

Qué significa que el consumo se instale
como placer?

Una larga tradición analítica, inspirada por los principios de la moral cristiana de la austeridad, ha considerado al consumo so-lamente desde el punto de vista de la nece-sidad. Se trata de una moral inspirada en dos grandes reglas: el autocontrol y lasolidaridad. El autocontrol o control de sí mismo es visto por ciertas éticas cristianas como un indispensable camino de perfección, realizado a través de la penitencia, del ascetismo. Esta idea forma parte de la matriz cultural del desasimiento y de la crítica a lo mundano. Para esta perspectiva vivir en el espíritu de la fe significa la negación del goce terrenal, de supostergación en función del verdadero Gozo. En algunas versiones religiosas más individualistas, la solidaridad aparece leída no sólo como un gesto hacia el hermano sino como un gesto vinculado a la propia salvación. En otras, en las cuales la caridad adquiere un papel central, la solidaridad vale por sí misma, como materialización del amor hacia Dios.
En todo caso, la caridad,...
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