David Verdú



PRISIÓN LAS AGUSTINAS

Cada vez que paso por el convento “Las Agustinas” se representa en elescenario de mis recuerdos, a una niña de cinco años mirando complacida el interior de un edificio adornado con papelillos y faroles de papel, en el cual se estaba celebrando una fiesta. Era 24 deSeptiembre de 1940, día de la “Merced”.

Ese día, como su nombre indica, se les concedía a los presos la visita de sus familiares, con una limitación; que sólo los hijos menores de siete años, pudieranentrar a ver a sus padres.

La cárcel que hoy conocemos como la “cárcel vieja”, solo se construyó para trescientos presos, y en ese tiempo, se encontraban unos tres mil.

Yo vivía en elPalmar en la calle del “Aire” y uno de mis vecinos fue detenido y encerrado en el convento de las “Agustinas”. Ese día que se les concedía la “merced” de ser visitados, vinieron familiares y algunosvecinos entre los que se encontraba mi madre, y por supuesto yo de su mano.

El preso, Julián (apodado el Tío Lisán) solo puedo abrazar a dos de sus hijas que eran menores, los otros cinco solopudieron verle a través de la verja de hierro desde la calle. Yo pasé también a pesar de no ser mi padre, porque su hija de cinco años no me soltaba de la mano.

A pesar de haber pasado tantosaños, puedo recordar ese día con una lucidez asombrosa; Julián nos tomó a su hija Carmencica y a mí en sus brazos para mostrarnos a las mujeres que también estaban presas y con el pelo cortado en laplanta baja, al fondo del patio.

Los hombres, dormían en la planta alta en jergones uno junto a otro en el suelo, en una nave sin separación o independencia alguna.

Recuerdo su cara defelicidad cuando nos presentó a algunos de sus compañeros que no tuvieron el privilegio de que los visitara nadie de sus familias. Me acuerdo que de sus ojos tristes caían lágrimas que no las podían...