Ddders

Cuando abrí los ojos para bajar de aquel juego mecánico enorme que me había provocado pequeñas dosis de adrenalina, me sentí más liviana pero al mismo tiempo vacía, intenté ignorar ese sentir y disfrutar de mi recorrido por la feria. Todo parecía tan común, niños corriendo, algodón de azúcar rosa y azul volando por todos lados, burbujas de jabón transparentes, que me hizo pensar en que ojalá losseres humanos estuviéramos provistos de esa transparencia entre lo que deseamos y nuestros sentimientos, payasos con maquillaje corriente, magos con ropas parchadas y trucos gastados y uno que otro padre desesperado por el control de sus hijos. Pero hubo algo que llamó mi atención, a unos cuantos metros existía una multitud que gritaba con euforia tal, que me recordó a cuando iba al estadio de futbol con mi padre y el equipo de casa metía gol, entonces las gargantas de todos en el estadio se desgarraban con gritos tan fuertes que nunca entendí ese tipo de sublime satisfacción, intenté ver qué había en el centro de las miradas pero mi baja estatura lo impedía, me escabullí poco a poco, recibí un codazo en la costilla izquierda, un par de pisotones y exclamaciones de mala palabras por miintromisión, al llegar al centro quedé en conmoción, no lo podía creer, estaba un cuerpo igual al mío, la misma cara, rasgos, complexión, ropas que usé hace dos semanas, era yo la que estaba ahí junto a otro individuo, mi estado de shock al ver a una igual a mí o tal vez yo en otra dimensión me impidió visualizar el show que ahí ocurría, pasó mucho tiempo, cuánto, no sé, perdí el paso del tiempocon la impresión, cuando regresé a la realidad, si es que eso era la realidad vi a lado de mi otro yo a una mujer mucho más alta que yo, llegando a un metro con ochenta centímetros, sus cabellos rojos y brillantes, una sinfonía de cabellos lisos cayendo sobre su cabeza que contrastaban con su tez blanca, tenía las facciones más bellas que jamás había visto, unos grandes y redondos ojos que brillabancon maldad, cejas gruesas y arqueadas, labios con aquellas curvas bien marcadas pintados de un carmín perfecto, nariz recta y un tanto respingada, pómulos marcados sublimemente, cuello largo y dotado de la dosis perfecta de lunares, seguro que sus piernas eran muy largas, por aquella estatura, pero las cubrían un largo vestido magenta, con un escote que levantaba firmemente sus pechos y dejaba aldescubierto sus hombros que incitaban a ser tocados, algo deleitante para los ojos de aquellos voyeristas, el largo vestido flotaba en una especie de pileta de aguas rojas que compartía con mi yo, que era el contraste de esa dama, mi yo en esa extraña dimensión tenía un rostro que reflejaba tristeza medio escondida entre sus mejillas sumamente ruborizadas, tal vez por ser el centro de atención,sus ropas andróginas y nada féminas, sus cabellos negros y lisos pero alborotados como si fueran parte de una danza pagana, sus labios secos y el brillo de sus ojos, si es que alguna vez existió carecía de presencia, lucía un poco encorvada y parecía que los brazos le pesaban, noté que todos la señalaban entre carcajadas y gritos como ¡La que sigue! Y ¡A la basura!, en ese momento la dama desinfónica cabellera pidió silencio con un soberbio movimiento de manos, todo quedó en silencio, la música de circo que sonaba al fondo calló, los gritos desaparecieron y los engranes de los juegos mecánicos dejaron de chillar, hasta el viento enmudeció.
Un instante después del silencio total, de una manera irracional estaba compartiendo el cuerpo con mi otro yo, como si me hubieran trasladado al enteque momentos antes observé, la belleza de aquella dama se perfeccionó al tenerla de frente y me comenzó a comer el estrés al saber que ahora era totalmente yo ese punto de atracción, no toleraba tantas miradas, así que agaché aún más la cabeza, mordí mis labios e intentaba producir saliva para acabar con mi seca garganta, pensé en correr y fue cuando me hice consciente de que de mis pies...