De la tierra a la luna

Páginas: 5 (1143 palabras) Publicado: 26 de octubre de 2010
globo en que la Luna pasa por el cenit, es decir, en que se coloca diariamente encima de la cabeza de los que la contemplan, se hallan necesariamente comprendido entre el paralelo 28 y el ecuador. De aquí la importancia suma de la recomendación de hacer el experimento desde un punto cualquiera de esta parte del globo, a fin de que el proyectil pudiera avanzar perpendicularmente y sustraerse máspronto a la acción de la gravedad. Esta condición era esencial para el buen resultado de la empresa, y no dejaba de preocupar vivamente a la opinión pública.
En cuanto a la línea que sigue la Luna en su traslación alrededor de la Tierra, el observatorio de Cambridge se había expresado tan claramente que los más ignorantes comprendieron que es una línea curva entrante, una elipse y no un círculo enque la Tierra ocupa uno de los focos. Estas órbitas elípticas son comunes a todos los planetas y a todos los satélites, y la mecánica racional prueba rigurosamente que no puede ser otra cosa. Para todos fue evidente que la Luna se halla to más lejos posible de la Tierra estando en su apogeo y to más cerca en su perigeo.
He aquí, pues, to que todo americano sabía de grado o por fuerza, y to quenadie podía ignorar decentemente. Pero si muy fácil fue vulgarizar rápidamente estos principios, no to fue tanto desarraigar muchos errores y ciertos miedos ilusorios.
Algunas almas pacatas sostenían que la Luna era un antiguo cometa que, recorriendo su órbita alrededor del Sol, pasó junto a la Tierra y se detuvo en su círculo de atraccióñ. Así pretendían explicar los astrónomos de salón elaspecto ceniciento de la Luna, desgracia irreparable de que acusaban al astro radiante. Verdad es que cuando se les hacía notar que los cometas tienen atmósfera y que la Luna carece de ella o poco menos, se encogían de hombros sin saber qué responder.
Otros, pertenecientes al gremio de los temerosos, manifestaban respecto de la Luna cierto pánico. Habían oído decir que, según las observaciones hechasen tiempo de los califas, el movimiento de rotación de la Luna se aceleraba en cierta proporción, de to que dedujeron, lógicamente sin duda, que a una aceleración de movimiento debía corresponder una disminución de distancia entre los dos astros, y que prolongándose hasta lo infinito este doble efecto, la Luna, al fin y al cabo, había de chocar con la Tierra. Debieron, sin embargo, tranquilizarse ydejar de temer por la suerte de las generaciones futuras cuando se les demostró que, según los cálculos del ilustre matemático francés Laplace, esta aceleración de movimiento estaba contenida dentro de límites muy estrechos, y que no tardaría en suceder a ella una disminución proporcional. El equilibrio del mundo solar no podía, por consiguiente, alterarse en los siglos venideros.
Quedaba enúltimo término la clase supersticiosa de los ignorantes, que no se contentan con ignorar, sino que saben to que no es, y respecto de la Luna sabían demasiado; algunos de ellos consideraban su disco como un bruñido espejo por cuyo medio se podían ver desde distintos puntos de la Tierra y comunicarse sus pensamientos. Otros pretendían que de las mil Lunas nuevas observadas, novecientas cincuenta habíanacarreado notables perturbaciones, tales como cataclismos, revoluciones, terremotos, diluvios, pestes, etc., es decir, que creían en la influencia misteriosa del astro de la noche sobre los destinos humanos. La miraban como el verdadero contrapeso de la existencia: creían que cada selenita correspondía a un habitante de la Tierra, al cual estaba unido por uri lazo simpático; decían, con el doctorMead, que el sistema vital le está enteramente sometido, y sostenían con una convicción profunda que los varones nacen principalmente durante la Luna llena y las hembras en el cuarto menguante, etcétera. Pero tuvieron, al fin, que renunciar a tan groseros errores y reconocer la verdad, y si bien la Luna, despojada de su supuesta influencia, perdió en el conceptode ciertos cortesanos toda su...
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