delicuencia juvenil

Dios siempre busca al hombre
(Adviento 2011)
¡Ven Señor Jesús!
En estos días de Adviento nos preparamos para la celebración de la primera venida del Señor. ¡Cuántas veces los tiempos litúrgicos vienen a recordarnos esta gran verdad: ‘Dios siempre nos busca’! Es éste un misterio grande, digno de ser valorado y contemplado. Nos hace falta mucha reflexión para descubrir que es Dios quien se haacercado –y sigue acercándose– siempre al hombre. Así nos lo recuerdan las principales fiestas que la Iglesia nos invita a celebrar:
Nace para hacerse uno de nosotros y mostrarnos el camino de llegar al Padre (Navidad). Muere para redimirnos y salir a nuestro encuentro, pagando así todas nuestras deudas (Viernes Santo). Nos espera siempre en la Eucaristía: sigue buscando una amistad íntima connosotros, no dejándonos solos (Jueves Santo). Nos envía su Espíritu Santo: quiere seguir acompañando al hombre para que no le falte nada, para poder encontrarse con el Amor y ser testigo de ese Amor (Pentecostés).
La historia de la salvación es operante en la vida de todo cristiano. Jesús está presente en nuestra vida concreta (en nuestra situación, edad, carácter, momento…). Además, su presenciaes operante: se entrega continuamente por mí, me da su gracia, me ilumina y fortalece con su Espíritu… Cristo actúa en nuestra vida, conoce y conduce nuestro corazón, el de las personas que nos rodean y a las que más queremos…
Ahora bien, solamente el hombre interior experimenta que ‘Dios le acecha’, le busca continuamente, también a través de todas las personas y acontecimientos de cada día.Pero, ¿qué significa ser interior? ¿cuáles son las actitudes que definen a quien vive dentro? Ser interior supone ser un hombre reflexivo, que se para a pensar, a orar; y, como fruto de ese esfuerzo de reflexión y oración va cambiando su vida, se va transformando en otro Cristo. ¿Nos damos cuenta, habitualmente, de esta realidad? ¿Descubrimos a Cristo presente y operante en nuestra vida? ¿Somosconscientes de que Él nos busca?
¡Cuántas veces nos cruzamos por la calle con cosas que no vemos! ¿Por qué? Porque no nos interesan; porque vamos pensando en ‘nuestras cosas’… ¡Qué distinto cuando quedamos en un punto y en una hora para encontrarnos con alguien! Ya de lejos lo buscamos con la mirada, deseamos verlo, lo reconocemos enseguida… Siguiendo esta comparación, podríamos preguntarnos: ¿Esperoyo a Cristo? ¿Lo busco? ¿Me esfuerzo por reconocerle ‘desde lejos’ con el esfuerzo de la reflexión y la oración? Él no está alejado de nosotros, pero… ¿nuestra mente y nuestro corazón están pendientes de Él?
El Adviento tiene que caracterizarse por esta actitud de búsqueda y espera ardiente. Deseemos su venida, no estemos distraídos. Supliquemos, con las palabras de la liturgia: ¡Ven Señor Jesús!‘Ven a cada uno de nosotros, a nuestra sociedad, a nuestras familias, a nuestros jóvenes y niños, a nuestras debilidades y vacilaciones, a hacer fecundos nuestros esfuerzos por extender el Reino’. Necesitamos sentir que el Señor llega para cada uno de nosotros.
‘Éste es el tiempo propicio, éste es el día de la salud’ (2 Co 6, 1-2)
¡Todas las circunstancias de nuestra vida están dispuestas por undesignio providencial! Ante cada cosa que nos presenta el Señor debemos decir: ‘Éste es el tiempo propicio, éste es el día de la salud’. Ante un problema del trabajo, una enfermedad, una dificultad en el campo de la educación, una incomprensión de los que nos rodean…, estemos atentos, aprovechemos el paso de la gracia.
También el Señor se nos hace presente rodeándonos de muchos dones: el consejode quienes nos ayudan a despertar nuestra conciencia, su palabra de ánimo, la intimidad con el Señor en un rato de oración… También entonces digamos: ‘Éste es el tiempo propicio, éste es el día de la salud’. Todo puede convertirse en un ‘momento de gracia’, en el ‘paso del Señor’. ¿Estamos atentos? Nuestra santificación, nuestro crecimiento en la vida cristiana… depende de nuestra fidelidad a...