Despedida a quinto año secundario
Una despedida, cualquier despedida, suele ser triste. Una separación, después de un tiempo más o menos largo de convivencia, supone un desgarramiento, una suerte de pérdidaque a nadie le gusta experimentar.
No obstante, en la vida las despedidas producen sentimientos contrariados.
Se trata de una separación después de cinco años de haber compartido muchas horas devida en común entre amigos, alumnos y profesores. El mundo de la “vida cotidiana” nos ha envuelto y, sin darnos cuenta, hemos terminado construyendo vínculos afectivos que nos ataron de maneraindisoluble.
Es, además, una suerte de ruptura intensa, pues pronto tendrán ustedes la posibilidad de comprobar, si no lo han hecho ya, que las amistades forjadas en la adolescencia suelen ser inclusomás hondas y más perdurables que las de la infancia. Y desde ahora alimentaran una memoria en la que seguirán soñándose como han sido hasta ahora. Una memoria repleta de experiencias; de imágenesimborrables del paso. Pero, En cierto sentido, algo quedará dando vueltas, insistentemente, negándose a separarse, revoloteando como un fantasma en la memoria de aquellos que permaneceremos.
Esto me hacepensar acerca del paso del tiempo y la memoria como salvación; como posibilidad de escapar de las fuerzas de la deshumanización que nos rodea y nos traspasa.
Por otra parte, esta separación es tambiénalgo esperado, que ustedes y nosotros sabíamos que había de llegar, aunque es probable que ustedes la hayan deseado más vehementemente que nosotros, porque han estado preparándose para vivir unanueva etapa, y desean que ésta comience cuanto antes. Sé, por experiencia propia, que el sentido que tienen ustedes del valor del tiempo los apremia y los impulsa a comenzar esa vida y a dejar de ladootros aspectos.
Así es la vida: quienes aquí quedamos estamos llamados a sentir esta partida más que ustedes, ya que esa partida a una vida nueva sea lo que quizás con más urgencia desean ustedes...
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