Discursos

9 de Julio de 1816 – 9 de julio de 2003 Palabras Alusivas

Los argentinos estamos viviendo un tiempo que nos llama a renacer de lo alto. El mismo tiempo nos presenta un desafío a hacer un profundo replanteo, a resignificar toda nuestra vida, como personas y como Nación, porque sentimos resurgir un sol de julio al que deseamos ver como un destello de resurrección de esta Patria nuestra queamamos y que nos duele.
Es el esperanzado llamado de sus habitantes en cada rincón del país para que resurja nuestra vocación de ciudadanos constructores de un nuevo vínculo social. Llamado NUEVO, pero que sin embargo está escrito desde siempre como ley fundamental de nuestro ser: que la sociedad se encamine a la prosecución del Bien Común y, a partir de esta finalidad, reconstruya una y otra vez suorden político y social.
La celebración de este 9 de julio como recordación de aquél de 1816, es un ícono iluminador capaz de poner de manifiesto la decisión de fondo que debemos tomar para reconstruir esta Patria que un día fue independiente y soberana.
Sabemos que ya no lo es, porque está sujeta a intereses extranjeros y a una deuda interna que no la hacen independiente ni soberana como lagestaron nuestros próceres de ayer.
Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como aquellos que un día declararon la independencia, que antepusieron su amor y su honor a todos los mezquinos intereses que pudieran ser obstáculos para el destino de grandeza que soñaban para la Nación naciente.
El relato de aquellos hechos se nos presenta con la línea de una narración sencilla, perotiene toda la dinámica de esa lucha interna que se da en la elaboración de la identidad lanzada al camino de hacer Patria.
Pero puestos en camino nos chocamos, indefectiblemente, con el hombre herido, el que va quedando al costado y que casi no se tiene en cuenta.
Hoy, cada vez más ese herido es mayoría. En la humanidad y en nuestra Patria. La inclusión y la exclusión del herido al costado delcamino define todos los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos. Todos enfrentamos cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes caminantes que pasan de largo. Si extendemos la mirada a lo largo y a lo ancho de nuestra Patria, todos somos o hemos sido como estos personajes: los que se hacen cargo del dolor y los que pasan de largo; los que se inclinan reconociéndose enel caído, y los que distraen su mirada y aceleran el paso.
Es la hora de la verdad, ¿nos inclinaremos para tocar nuestras heridas? ¿Nos inclinaremos a cargarnos al hombro unos a otros?. Este es el desafío de la hora presente, al que no hemos de tenerle miedo. En los momentos de crisis la opción se vuelve acuciante.
Hemos visto avanzar en nuestra Patria las densas sombras del abandono, de laviolencia utilizada para mezquinos intereses de poder y división. La poética profecía del Martín Fierro debe prevenirnos: nuestros eternos y estériles odios e individualismos abren las puertas a los que nos devoran de afuera.
El pueblo de nuestra Nación demuestra, una y otra vez, la clara voluntad de responder a su vocación de ser buenos samaritanos unos con otros: ha confiado nuevamente y, conesperanza, vemos cómo se redoblan los esfuerzos solidarios para volver a tejer una sociedad que está herida y se fractura.
Hundir a un pueblo en el desaliento es el cierre de un círculo perverso perfecto: la dictadura invisible de esos intereses ocultos que se adueñaron de los recursos y de nuestra capacidad de opinar y pensar.
Todos, desde nuestras responsabilidades, debemos ponernos la Patria alhombro, porque los tiempos se acortan. Todos los días hemos de comenzar una nueva etapa, un nuevo punto de partida: No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, esto sería infantil. Hemos de ser parte activa en la rehabilitación y el auxilio del país herido.
Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia, filial y fraterna para sentirnos beneficiados con el don de la...