Drogas y literatura
Si nos ceñímos a la literatura, se sabe que desde el principio de los tiempos los llamados escritores se han valido de diferentes sustancias tóxicas para experimentar en lo que podemos llamar 'búsqueda del arte'. Todo vale para poner tu cerebro a funcionar: éter, mandrágora, nuez moscada, stramonium, absenta, peyote, ayahuasca, amapola, bourbon,micropuntos, cogollos y setas psicotrópicas... El 'buen colocón' tiene premio. Hagamos un breve repaso (de lo contrario sería una lista interminable) a los nombres más ilustres de la literatura intoxicada, aquellos famosos escritores estimulados por las sustancias químicas más insalubles. - ALCOHÓLICOS DE SUPERMERCADO:
El maestro Edgar Allan Poe sería un buen estereotipo de borracho lúgubre.James Joyce seguro charlaba con Ulises de los beneficios del vino blanco.
París sí que era una Fiesta. Nadie mejor que el suicida y genial Ernest Hemingway para representar al borrachuzo intrépido y heróico (el común anti-héroe).
William Faulkner exorzisaba sus demonios en borracheras legendarias y envidiables.
F. Scott Fitzgerald, el bon vivant de la botella.
El borrachopendenciero: Charles Bukowski. Sabe diós que bebería meados de gato si éstos estuviesen dentro de una botella de cerveza. Grande Hank. Este trago va por tí.
Dylan Thomas, capaz de tragarse dieciocho whiskys uno tras otro en una sucia habitación del neoyorquino hotel Chelsea.
Oscar Wilde. El tercer ojo en la mente del poeta que escribió El Retrato de Dorian Gray bien podría haber estadoinfluenciado por chupitos de "hada verde"(entre otros líquidos). La absenta fue la musa de otros viejos conocidos escritores del siglo XVIII y XIX (Victor Hugo, Rimbaud...). A grandes males, grandes remedios.
Norman Mailer, Anne Sexton, Sinclair Lewis, Jack London, James Baldwin, Brendan Behan, Capote, John Steimbeck ... fueron otros de los innumerables, estupendos y legendarios escritoresque gustaban de empinar el codo (Nota: los abajo citados también bebían, faltaría más.)
- RESINAS Y OTRAS FINAS HIERBAS:
William Shakespeare se drogaba habitualmente con cánabis, o eso cuentan los antropólogos. Ahora entiendo a qué se refería cuando aquello de "mi reino por un caballo..."
Quien también se dedicaban a fumar hachís fueron Arthur Rimbaud y Charles Baudelaire, que sepasaban el canuto el uno al otro en sus reuniones parisinas (la pipa de opio también). Este último dejó impresa su psicoactividad en sus Paraisos Artificiales (Las Flores del Mal abriría el camino).
Uno de los novelistas americanos más celebrados de la actualidad, Thomas Pynchon, también se lía porros (cómo para no hacerlo!, con lo ricos que están); como lo hacían Jack Kerouac (mezclándolo conbenzedrina y alcohol), Burroughs, que aunque lo suyo era el jako, usaba la maría para corregir textos y tantos otros pícaros como Hunter S. Thompson que dejarían a Shakespeare en un simple aprendiz.
- COCAÍNA, ANFETAMÍNA, MESCALÍNA... y demás VITAMINA(S)
Stephen King fue durante una buena temporada el gran cliente que todo trapichero de farla desearía tener. Su inspiración (nunca mejordicho) y el escandaloso ritmo de trabajo que imprimió a su máquina de escribir durante los 80, no serían lo mismo sin la gasolina super proveniente de la selva colombiana. Tan ciego iba de polvo blanco que olvidó haber escrito uno de sus libros.
Robert Louis Stevenson relató el esencial El Extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde encocado hasta las cejas, y en un periquete.
Ken Keseyvislumbró Alguien voló sobre el nido del cuco bajo el efecto de la mescalina (ácidos y hachís alternaban sus 'otros viajes'), Al igual que Antonin Artaud y otros ilustres, gustaba de este pequeño cactus; el peyote tradicionalmente se consumía por vía oral, masticado o en infusiones.
Otro que gustaba de tener la conciencia alterada por la mescalina (con otras sustancias eufóricas como las...
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