EDGAR ALLAN POE - EL PODER DE LAS PALABRAS

Páginas: 6 (1392 palabras) Publicado: 17 de marzo de 2013
Edgar Allan Poe
El Poder de las Palabras

Oinos.-Perdona, Agathos, la flaqueza de un espíritu recién ornado con las alas de la inmortalidad.
Agathos.-Nada has dicho, Oinos mío, por lo que debas pedir perdón. Ni siquiera aquí el conocimiento es cosa de intuición. La sabiduría sí, la sabiduría pídesela libremente a los ángeles, que te podrá ser concedida.
Oinos.-Pero yo había soñado que enesta existencia sería sabedor de todas las cosas al mismo tiempo, y así al punto feliz por conocerlo todo.
Agathos.-¡Ah, la felicidad no está en el conocimiento, sino en la adquisición del conocimiento! La bienaventuranza eterna reside en conocer más y más, pero conocer todo sería la maldición de un demonio.
Oinos.-Pero, ¿no conoce el Altísimo todo?
Agathos.-Esa (pues que él es el Felicísimo) debeser la única cosa desconocida hasta para el.
Oinos.-Sin embargo, puesto que ganamos a cada hora en conocimiento, ¿no han de ser, afín, conocidas todas las cosas?
Agathos.-!Mira, hacia abajo, hacia las abismales distancias! !Intenta hundir la vista en la múltiple perspectiva de las estrellas, mientras nos deslizamos lentamente a través de ellas, así..., así y así! Incluso la visión espiritual,¿no está detenida en todos los puntos por las continuas murallas áureas del universo..., por esas murallas de las miríadas de los cuerpos brillantes cuyo mero número parece fundirse en una unidad?
Oinos.-Advierto claramente que la infinidad de la materia no es un sueño.
Agathos.-No hay sueños en Hedén..., pero aquí se murmura que la única finalidad de esa infinidad de la materia es ofrecermanantiales infinitos en los cuales el alma pueda aplacar la sed de conocer, siempre insaciable dentro de ella -pues saciarla sería extinguir la esencia misma del alma. Pregúntame, pues, Oinos mía, libremente y sin temor. ¡Ven! Dejaremos a la izquierda la alta armonía de las Pléyades y desde el trono iremos a caer en los prados sembrados de estrellas allende Orión, donde en lugar de pensamientos,violetas y trinitarias están los lechos de los soles triplicados y tricromados.
Oinos.-Y ahora, Agathos, mientras avanzamos, instrúyeme, háblame en los tonos familiares de la tierra. No he comprendido lo que me has estado sugiriendo sobre los modos o sobre los métodos de lo que, cuando éramos mortales, hemos acostumbrado a llamar Creación. ¿Quieres dar a entender que el Creador no es Dios?Agathos.-Quiero dar a entender que la Deidad no crea.
Oinos.-¡Explícate!
Agathos.-Sólo en el principio creó. Las aparentes criaturas que están, ahora, por todo el universo, adquiriendo su ser tan continuamente, sólo pueden ser consideradas como resultados indirectos o mediatos, no como directos o inmediatos, del divino poder creador.
Oinos.-Entre los hombres, Agathos mío, esa idea sería considerada comoherética en extremo.
Agathos.-Entre los ángeles, Oinos mía, es aceptada sencillamente como cierta.
Oinos.-Puedo comprenderte hasta este punto: que ciertas operaciones de lo que denominamos Naturaleza, o leyes naturales, darán origen, bajo ciertas condiciones, a lo que tiene toda la apariencia de creación. Poco
antes de la destrucción final de la tierra, hubo, recuerdo bien, muchos experimentoscoronados por el éxito en lo que algunos filósofos denominaron neciamente creación de animálculos.
Agathos.-Los casos de que hablas eran, en realidad, ejemplos de creación secundaria y de la única especie de la creación que jamás haya existido desde que la primera palabra dio existencia a la primera ley.
Oinos.-¿No son los mundos estelares que, desde el abismo de la nada, estallan a cada horahacia los cielos..., no son estas estrellas, Agathos, la obra inmediata de la mano del Soberano?
Agathos.-Déjame que intente, Oinos mía, conducirte paso a paso a la concepción que busco explicar. Ten por seguro que, así como ningún pensamiento puede perecer, tampoco ningún acto queda sin resultado infinito. Nosotros movíamos las manos, por ejemplo, cuando éramos habitantes de la tierra, y al...
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