El aborto

El aborto

Desde hace años recuerdo la palabra aborto como algo negativo. De vez en cuando se oía decir a alguien que el bebé que esperaba una pareja había muerto antes de nacer, es decir, lamadre había sufrido un aborto.
La pérdida de un hijo era motivo de tristeza y frustración. Una vida se perdía incluso antes de ver la luz. Sufrimiento para una familia con deseos de ver crecer ydesarrollarse a un nuevo ser humano.
Quizás ahora desde una perspectiva individual, sigue sucediendo lo mismo, pero no así a escala social.
En mi opinión, el tema del aborto se ha frivolizado. Se haconvertido en un tema casi exclusivamente político. Lo que ayer era un problema, hoy se observa como una solución.
Muchos son los factores a considerar si se pretende hacer un análisis del por qué unasociedad avanzada decide la legalidad prácticamente absoluta de acabar con la existencia de un ser vivo.
Bajo mi punto de vista, la liberalización de la práctica abortiva se produce debido al fracaso dela propia sociedad en políticas de educación, de respeto en general y de respeto por la vida en particular, así como de un adecuado plan de información y planificación familiar.
Resulta inquietanteescuchar con frecuencia voces a favor del aborto bajo el lema radicalmente feminista: “nosotras parimos, nosotras decidimos”, quitándole toda importancia y protagonismo a la otra parte, sin cuyanecesaria colaboración no sería posible la fecundación.
El aborto no es un asunto baladí que se deba de tomar a la ligera. Creo que cuando se practica la extinción de un feto, se originan tres víctimas: unael propio ser nonato en sí mismo, el cual tal vez se hubiera desarrollado adecuadamente, teniendo la oportunidad de ver, oír y sentir la vida como cualquiera de nosotros hemos tenido la oportunidadde hacerlo. La segunda víctima, la propia madre. Supongo que no es fácil vivir con la sensación de ignorar lo que podría haber sido el ser vivo que un día albergó en su seno. Y por último, la...