El anticristo
El idealista, como el cura, tiene en su mano (¡y no sólo en la mano!) todos los grandes conceptos: con desprecio bonachón los usa contra el «intelecto», los «sentidos», los «honores», el«buen vivir», la «ciencia»; ve tales cosas por debajo de sí, como fuerzas nocivas y descarriadoras, sobre las cuales se cierne el «espíritu» en su pura mismidad... §8[3]
Arthur Schopenhauer, al quedurante su juventud Nietzsche había escogido como maestro, no sería en el fondo más un enemigo de la vida, un cristiano (la noluntas, la negación de la vida como praxis del nihilismo). Hegel y Schopenhauerson sólo las dos caras de la misma moneda. Y también el nuevo rumbo de Alemania, dominada por el nacionalismo y la xenofobia, es producto del poder de la masa, de la moral del rebaño inducida por unaeducación cristiana bimilenaria. Todo esto no son sino diversas manifestaciones de un mismo fenómeno, diferentes síntomas de un mismo malestar o enfermedad que empezaba a resultar asfixiante para elfilósofo.
A fin de cuentas, el único verdadero cristiano habría sido Jesucristo, y la religión fundada posteriormente por los padres de la iglesia, irónicamente, nada más que una labor dedeconstrucción, de traición y de malinterpretación del sentido originario encarnado por Jesús. El Cristo de Nietzsche, cuya figura real, histórica, intenta establecer leyendo entre líneas en la Escrituras,...
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