El Cementerio del Diablo

Si he de ser sincero, he de confesar que el libro que cierra esta trilogía no acaba de encajar demasiado bien. En primer lugar, porque su existencia es irrelevante con respecto a los otros dos; ensegundo lugar, porque vemos aquí a un Kid Bourbon más discreto y menos sangriento que en los otros dos. Antes de proseguir, pongámonos en antecedentes y sepamos qué es este libro. Bien, pues ElCementerio del Diablo es una precuela de El Libro sin Nombre y El Ojo de la Luna, ya que la acción transcurre antes de que se originara la gran matanza de Santa Mondega con la que empieza el primer librode la trilogía. No obstante, como en los dos libros anteriores ya se habían desvelado los detalles de cada uno de los personajes y su historia, aquí el autor ofrece una visión libre en la que ya nohace falta ahondar tanto en sus dramas personales ni hurgar en las heridas, tan sólo nos ofrece, ahora que está muy de moda, otra historia más de zombis a su estilo. Y su estilo es una pizca deoriginalidad, una dosis de acción, otro poquito de sangre y vísceras y un chorro de bourbon para aderezar todo el mejunje. Es una historia que no llama tanto la atención porque no hay prácticamente nada nuevoque no se haya dicho ya, con lo que a veces se hace un tanto lento el desarrollo. Es como si el autor hubiera forzado la historia para crear esta novela, ya queEl Ojo de la Luna es bastante conclusivay con ella bien podría haber cerrado la saga como una bilogía. El Cementerio del Diablo es como un regalo para los seguidores de la saga.
Cabe destacar la parte original del libro que es eldesarrollo de un concurso de talentos en un hotel aislado en mitad del desierto. El hotel se encuentra cerca de un lugar maldito: El Cementerio del Diablo. Y bueno, los concursantes han de ser imitadores decantantes ya fallecidos. Así que os podéis imaginar lo variopinto que resulta el escenario. Si a eso le sumamos la aparición de modo apoteósico, hacia el final, de una horda de zombis, la diversión,...