El destierro

EL DESTIERRO DEL CID CAMPEADOR

Envió el rey don Alfonso a Ruy díaz por las parias que habían de pegarles a los reyes de Granada y Sevilla. Almutamiz, rey de Sevilla y Almudafar, rey de Granada, eran enemigos. Cuando Mio Cid supo que Almudafar atacaría a Almutamiz, envió cartas con el ruego de que no atacase al rey de Sevilla. Añadía que si a pesar de todo emprendía la acción, no lessorprendiera que don Alfonso ayudara a Amutamiz por medio suyo. Pero el rey no obedece.

Mio Cid va a contienda quedando victorioso. No obstante, al oído del rey Alfonso llegan comentarios negativos sobre él. Pronto empiezan las enemistades.

Castillo del Rey Alfonso. Cuarto privado del rey, que está sobre la mesa escribiendo una carta. En la puerta hay dos guardias con lanzas. Entra un caballero de lacorte real. Es de día.

CABALLERO-: Es verdad que su majestad ha dado un plazo límite para que don Rodrigo se marche de nuestra ciudad. Lo escuché a los guardias cuando entraba.

ALFONSO-: (SENTADO ESCRIBIENDO LA CARTA) Nueve días. Ni uno más.

CABALLERO-: ¿Pero no era uno de sus mejores escuderos?

ALFONSO-: Sí, y el más valiente. Siempre lo he dicho, y donde puedo lo reconozco.CABALLERO-: Su Majestad, ¿y cuáles son los motivos?

ALFONSO-: Me los reservo. Sólo le digo que a mis oídos llegaron recados que no me agradaron; los suficientes para sacar un hombre de nuestra ciudad. Así sea el más valiente.

CABALLERO-: ¿No se arrepiente?

ALFONSO-: Ni un poco. Además, no siento pesar por él. Es un hombre acogido. A donde llegue encontrará personas que deseen ayudarlo.CABALLERO-: Entonces no le pasará nada, si todo el pueblo está con él…

ALFONSO-: (IRRITADO) Tiene razón. Por eso daré una orden real para que nadie le dé albergue, comida ni bebida. Para que su esfuerzo sea inmenso como la deshonra de nuestra Castilla.

CABALLERO-: Pero qué será de su familia y sus dos hijas.

ALFONSO-: Que queden al cuidado y amparo de Dios. Aunque no las sacaremos de aquí.(INSISTENTE) Debes marchar para Burgos antes de que salga Mió Cid, el que en buena hora nació, de este reino de Castilla. Tiene que dar aviso a todos para que nadie dé al Campeador una migaja de pan ni tampoco una gota de agua. Si fue desterrado tendrá que sufrir las inclemencias del camino.

CABALLERO-: Su Majestad, ¿ha pensado usted que medio pueblo lo quiere y habrán de partir con él?ALFONSO-: (DISGUSTADO) Pues no importa. Si todo el pueblo se marcha, pues que todo el pueblo sufra la maldición del viaje. Pero aquí no tendrán cabida otra vez. Serán desterrados, extrañarán su patria porque las tierras de Castilla los vieron crecer. Entréguele esta carta al Mio Cid Ruy Díaz y dígale a todos que el Campeador tiene nueve días para partir. Coméntele que el plazo pronto se vence.CABALLERO-: Como diga, su Majestad.

Golpean la puerta del salón principal

ALFONSO-: Siga.

CORTESANA-: Su Majestad, he traído algunas frutas de Burgos. Espero que sean de su agrado.

ALFONSO-: Déjalas sobre la mesa. Gracias por su cumplido, pero ahora no quiero saber de frutas.

CORTESANA-: Disculpe, su Majestad, la señora reina lo está llamando.

ALFONSO-: Iré a ver qué necesita.

Salendel escenario. En medio del campo, Mió Cid con sus vasallos. Las huestes se están preparando para partir. Mientras habla el Cid con su amigo, todos están arreglando los caballos y cargando las provisiones. Esperan que llegue más gente del poblado castellano.

ALVAR FÁÑEZ-: Amo, tengo el presentimiento de que algo pueda pasar.

CAMPEADOR-: No creo, a no ser que alguien más venga a felicitarnospor nuestro triunfo.

ALVAR FÁÑEZ-: El presentimiento que tengo no es de buenas noticias.

CAMPEADOR-: ¿Qué podrá pasarnos? Hasta donde sé el rey Alfonso nos quiere. Ahora más que nunca me siento protegido.

ALVAR FÁÑEZ-: ¿Pero También te quiere la gente?

CAMPEADOR-: Claro que sí. La gente de Castilla es muy buena. Además por qué habrían de desearme mal si me han acogido como caballero...