El Diablo y el Relojero
Poco después de morir su marido, una honesta y pobre viuda que vive en la parroquia de St. Bennett Funk, cerca del Royal Exchange, dejo libresalgunas habitaciones de la casa para alojar huéspedes y así aliviar su renta. La buhardilla la había cedido a un artesano relojero que se dedicaba a hacer engranajes. Este trabajaba para los comerciantesque vendían relojes, según es costumbre en esta actividad.
Cierto día, un hombre y una mujer fueron a hablar con el fabricante de engranajes por algún asunto relacionado con su trabajo. Subieron porla escalera y, cuando ya estaban cerca de los últimos escalones, vieron la puerta del altillo donde trabajaba completamente ya al hombre, relojero o artesano de engranajes, colgado de una viga deltecho. Atónita por lo que veía, la mujer se detuvo y grito al hombre, que estaba detrás de ella en la escalera, que corriera arriba y descolgara al pobre desdichado.
En ese mismo momento, desde una partede la habitación que no podía verse desde las escaleras, apareció un hombre corriendo con un pequeño banco en las manos. El hombre, con cara de estar muy asustado, coloco el banquillo debajo deldesventurado que pendía del techo y, subiéndose rápidamente, saco un bolsillo del cuchillo. Mientras sostenía el cuerpo del ahorcado con una mano, hizo señas con la cabeza a la mujer y al hombre que veniadetrás de ella de que no hacia falta que entraran. Al mismo tiempo, el hombre manipulaba el cuchillo como si fuera a cortar la cuerda y salvar al relojero. Pero nada de esto sucedía.
El hombreseguía subido al banquillo tocando el nudo sin cortarlo. La mujer, que se había detenido un instante, supuso que algo entorpecía la acción y grito de nuevo a su acompañante: -¡Sube y ayuda al hombre! Peroel hombre que estaba subido al banquillo nuevamente les hizo señas de que se quedaran donde estaban y no entraran en la habitación. Los dos tuvieron la impresión de que les decía “Tranquilos, lo...
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