El General En Su Laberinto
La visión irónica que hace García Márquez del generalBolívar, del mito histórico, comprende una actitud de ruptura, de contradicción subrepticia con lo establecido. El contraste entre la gloria del personaje y la infamia con la que es tratado por sus enemigos, incluido el tiempo produce un sentimiento de extrañeza que hace tambalear la figura del Libertador dentro del nicho que la historiografía colombiana y latinoamericana han construido para una idealrepresentación de la libertad y la soberanía. Desde el comienzo de la obra, García Márquez introduce la intención irónica al proponer una gran paradoja contenida en el epígrafe y que parece sintetizar la desavenencia política entre Bolívar y Santander, su antagonista histórico: “Parece que el demonio dirige las cosas de mi vida. (Carta a Santander, 4 de agosto de 1823)”. De esta manera, el Bolívarde García Márquez empieza a caer de un pedestal, bellamente adornado y acondicionado, para fortalecerse en una imagen colectiva al ser reconstruido como una voz que habla desde las orillas del río, desde la vera del camino. El sentido de este epígrafe es de apertura, es decir, que invita a través de un desacostumbrado ritual de culto a la figura del Libertador, a mirar desde otro ángulo lahistoria nacional y latinoamericana.
La causa del desconcierto que produce la novela descansa sobre un gran pilar: la narración de un Bolívar que si bien la historiografía registra como enfermo nunca expone como derruido, decepcionado y derrotado. Si la novela de García Márquez implica, como sostiene María Cristina Pons, “la memoria histórica del lector, sobre todo si se trata de una figura históricaconocida y se pretende un cierto grado de fidelidad a la Historia documentada” (164), la incongruencia con el discurso historiográfico manifestada en dicho desconcierto representa la intención de romper la familiaridad entre la imagen colectiva y tradicional contrastándola con una nueva imagen que surge y que se colectiviza a través de la lectura de la novela.
Podría afirmarse que el lectorestá inmerso en un rito negativo, invertido -de ahí el grado de desconcierto- desde el cual, y a través de un trabajo revelador, contribuye con la desmitificación de un prócer idealizado y con la re-mitificación de otro, contemporáneo en la medida en que es (re)creado desde y para la actualidad. El epígrafe de la novela se convierte en la punta del ovillo que al ser jalado comenzará a desvanecer elmaquillaje que la historiografía ha puesto deliberadamente sobre la figura del general Bolívar.1
Como se sabe, la ironía es una figura de dicción en donde las palabras transmiten un sentido contrario al enunciado literalmente. En otros términos, transfieren algo distinto de aquello que pretenden dar a entender. La carga negativa (la contradicción) que encierra esta figura permanece oculta eincompleta hasta que una lectura exacta la revela y la complementa. Asimismo, el contraste que implica la burla o la paradoja se convierte, como es el caso de la novela de García Márquez, en un recurso estético que también satisface una actitud crítica. Encontrar la contradicción o el contraste comprende una dinámica de develamiento que Wayne Booth define como “ironía estable”, aquella que...
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