El hombre que calculaba

Páginas: 7 (1603 palabras) Publicado: 25 de enero de 2015











Beremís Samir nació en la pequeña aldea de Khoy, en Persia, a la sombra de la gran pirámide formada por el monte Ararat. Siendo muy joven todavía, se empleó como pastor al servicio de un rico señor de Khamat.
Todos los días, al salir el sol, llevaba el gran rebaño al campo, debiendo ponerlo al abrigo, al atardecer. Por temor de extraviar alguna oveja, contábalas variasveces durante el día. Fue, así, adquiriendo, poco a poco, tal habilidad para contar que, a veces, instantáneamente, calculaba sin error el rebaño entero. No contento con eso, pasó a ejercitarse contando además los pájaros cuando, en bandadas, volaban por el cielo. Volviose habilísimo en ese arte. Al cabo de algunos meses –gracias a nuevos y constantes ejercicios-, contando hormigas y otros pequeñosinsectos, llegó a practicar la increíble proeza de contar todas las abejas de un enjambre.
Por haber trabajado bien se mereció unas vacaciones y decidió ir a Bagdad para visitar a algunos parientes y admirar las bellas mezquitas y los suntuosos palacios de esa bella ciudad. Y para no perder el tiempo, se ejercitó durante el viaje, contando los árboles que dan sombra a la región, las flores que laperfuman y los pájaros que vuelan en el cielo, entre las nubes.
Por el camino me lo encontré, pues yo también me dirigía a Bagdag, mi ciudad de nacimiento...
De ahí en adelante, ligados por ese encuentro casual en medio del agreste camino, nos hicimos compañeros y amigos inseparables.
Beremís era de genio alegre y comunicativo. Joven aún –pues no tendría veintiséis años-, estaba dotado degran inteligencia y notable aptitud para la ciencia de los números. Formulaba, a veces, sobre los acontecimientos más banales de la vida, comparaciones inesperadas que denotaban gran agudeza de espíritu y verdadero talento matemático. Beremís también sabía contar historias y narrar episodios que ilustraban sus conversaciones, de por sí atrayentes y curiosas.
A veces pasábase varias horas, en hoscosilencio, meditando sobre cálculos prodigiosos. En esas oportunidades me esforzaba por no perturbarlo, quedándome quieto, a fin de que pudiera hacer, con los recursos de su memoria privilegiada, nuevos descubrimientos en los misteriosos arcanos de la Matemática, ciencia que los árabes tanto cultivaron y engrandecieron.




CAPÍTULO IV
En el cual encontramos un rico sheik, casi muerto dehambre en el desierto. La propuesta que nos hizo sobre los ocho panes que teníamos y como se resolvió, de manera imprevista, el pago con ocho monedas. Las tres divisiones de Beremís: la división simple, la división exacta y la división perfecta. Elogio que un ilustre visir dirigió al “Hombre que calculaba”.

res días después, nos aproximábamos a una pequeña aldea –llamada Lazakka- cuandoencontramos, caído en el camino, a un pobre viajero herido.
Acudimos en su socorro y de sus labios oímos el relato de su aventura.
Llamábase Salem Nasair, y era uno de los más ricos negociantes de Bagdad. Al regresar, pocos días antes, de Basora, con una gran caravana, fue atacado. La caravana fue saqueada. Él –el jefe- consiguió escapar milagrosamente.
Al terminar el relato de sus desgracias, nospreguntó con voz angustiosa:
- ¿Tenéis, por casualidad, alguna cosa para comer? ¡Estoy casi muriéndome de hambre!
- Tengo solamente tres panes –respondí.
- Yo traigo cinco –afirmó a mi lado el “Hombre que calculaba”.
- Pues bien –sugirió el jeque-; juntemos esos panes y hagamos un reparto equitativo. Cuando lleguemos a Bagdad os prometo pagar con ocho monedas de oro el pan que coma.
Asíhicimos, y al día siguiente, al caer la tarde, entramos en la célebre ciudad de Bagdad, la perla de Oriente.
Al atravesar una hermosa plaza, nos enfrentamos con un gran cortejo. Al frente marchaba, en brioso alazán, el poderoso Ibraim Maluf, uno de los visires del califa en Bagdad.
Al ver el visir al jeque Salem Nasair en nuestra compañía, gritó, haciendo parar su poderosa escolta, y le...
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