El informante
El trámite de El informante es de muy largo aliento.Casi tres horas, a las que la proverbial destreza de Mann para el montaje y conducción de cámaras aligeran en parte. La sensación, empero, es que la película abarcó demasiados detalles periodísticos;que el flujo de la acción se resiente sin ganar por ello en relieve o profundidad. La película se vale de dos personajes centrales. Uno es el productor del noticiero, Lowell Bergman, quien obtuvo deAl Pacino uno de los pocos roles contenidos (aunque no del todo, ya que sobreactúa y grita) que el protagonista deEl padrino se permitió en los últimos quince años. El otro es Jeffrey Wigand (muyintenso Russell Crowe), un científico a sueldo de la tabacalera Brown & Williamson que entra en conflicto con sus patrones y, en consecuencia, decide denunciarlos y demostrar lo perniciosa que es lanicotina. La evolución de la trama está signada por la indecisión de Wigand, que pendula entre su buena conciencia –que lo impulsa a revelarlo todo– y su posición económica y la integridad de sufamilia, amenazadas por las garras y los dientes de la B&W, una especie de grupo Yabrán elevado a la enésima potencia.
El rol del productor y periodista es el que le fija su empresa: conseguir primiciasexclusivas cueste lo que cueste. Eso hará, aunque sus problemas, como los de Wigand, se ahondan cuando los directivos de la CBS, temerosos de un supuesto pleito millonario de la tabacalera,...
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