el marchitar de una rosa

En la mansión Altamirano Vivian su dueña, doña Rebeca de Altamirano, una señora alta, delgada, su cabello largo y blanco, sus ojos grandes y grises, sin nunca faltarle su mirada acusadora, aunquelo que en verdad caracterizaba a esta elegante dama era el poder que tenia (o que creía tener) sobre las personas y su gran ambición por el dinero. Aunque nada de lo que tenia era por arduo trabajo,en realidad era todo lo contrario, toda su fortuna era por herencia de su difunto esposo el Dr. Armando Altamirano que falleció por un ataque al corazón, desde ese día las cosas nunca fueron lo mismo,ni en la mansión, ni en doña Rebeca, ni en su hijo José Adolfo, un joven empresario que obligado por su madre contrajo matrimonio con la Srta. Carmela Rivera que desde pequeña vivía sus díasprofundamente enamorada de su actual esposo, aunque nunca sin dejar de celarlo, en especial con Rosa, una humilde sirvienta que ha servido junto a su madre (que acababa de morir) muchos años, ella era unajoven alta, blanca, delgada, cabello no muy largo y castaño, una mirada dulce y encantadora que hacía notar la inocencia, el amor, el miedo e inclusive la tristeza que se hospedaba en sucorazon,inocencia por que a pesar de los maltratos de doña Rebeca y de la srta.Carmela ella nunca se da por vencida y sigue con la frente en alto, amor, por el gran sentimiento que se hacía notar en su corazón haciaJosé Adolfo, miedo, a que su secreto se descubriera por doña Rebeca y por la Srta. Carmela, el cual conseguiría que las dos damas le hagan la vida imposible, y por último la tristeza que sentía alsaber que su amor era algo prohibido. pero un día mientras Rosa paseaba por el jardín escucho un fuerte grito proveniente de la mansión de la cual salió José Adolfo pudiéndose notar su enfado en susmejillas enrojecidas, Rosa, observando aquel impactante espectáculo que protagonizaba José Adolfo y su esposa decidió ocultarse detrás de un arbusto y al ver que las cosas se controlaron un poco y con...