El Muerto

El Muerto 
en 
Dubliners 
de James Joyce 
The Modern Library
Ella estaba profundamente dormido.
Gabriel, apoyado en un codo, miró por unos momentos sin resentimiento en su pelo revuelto y la bocaentreabierta, oyendo su embutición profunda respiración. Así que ella había tenido el romance en su vida: un hombre había muerto por su causa. Apenas le dolía ahora pensar lo pobre que una parte que, asu marido, había jugado en su vida. La miró mientras dormía como si él y ella nunca habían vivido juntos como marido y mujer. Sus ojos curiosos descansado en su rostro y en sus cabellos: y, mientraspensaba en lo que ella debe haber sido entonces, en ese momento de su belleza juvenil en primer lugar, una piedad extraña fácil para ella entró en su alma. No le gustaba decir, incluso a sí mismo quesu rostro ya no era hermosa, pero él sabía que ya no era la cara por la que Michael Furey se había enfrentado a la muerte.
Tal vez ella no le había contado toda la historia. Sus ojos se movieron a lasilla sobre la que ella había tirado algunas de sus ropas. Una cadena de enagua colgaba hasta el suelo. Uno de arranque puso en pie, su cojera superior caído: el sujeto de ella yacía sobre sucostado. Se preguntó a su derroche de emociones de una hora antes. De lo que se procedió? Desde la cena de su tía, de su discurso insensato propia, desde el vino y el baile, el jolgorio al decir buenas nochesen la sala, el placer del paseo por el río en la nieve. Pobre tía Julia! Ella, también, que pronto sería una sombra con la sombra de Patrick Morkan y su caballo. Había visto esa mirada en su rostrodemacrado por un momento cuando ella cantaba Ataviada para el casorio. Pronto, tal vez, estaría sentado en aquella pequeña sala, vestido de negro, su sombrero de seda sobre las rodillas. Las persianas sereducirían y la tía Kate estaba sentada a su lado, llorando y sonándose la nariz y diciéndole cómo Julia había muerto. Él se echó en su mente acerca de algunas palabras que podrían consolarla, y...