El Nacimiento De La Clinica

Páginas: 19 (4640 palabras) Publicado: 21 de septiembre de 2012
Prefacio a El nacimiento de la Clínica


El Nacimiento de la Clínica

MICHEL FOUCAULT
Este libro trata del espacio, del lenguaje y de la muerte; trata de la mirada.
Hacia mediados del siglo XVIII, Pomme cuidó y curó a una histérica haciéndola tomar "baños de diez a doce horas por día, durante diez meses completos". Al término de esta cura contra el desecamiento del sistemanervioso y el calor que lo alimentaba, Pomme vio "porciones membranosas, parecidas a fragmentos de pergamino empapado... desprenderse con ligeros dolores y salir diariamente con la orina, desollarse a la vez el uréter del lado derecho y salir entero por la misma vía". Lo mismo ocurrió "con los intestinos que, en otro momento, se despojaron de su túnica interna, la que vimos salir por el recto. Elesófago, la tráquea y la lengua se habían desollado a su vez; y la enferma había arrojado diferentes piezas, ya por el vómito, ya por la expectoración"[1].
Y he aquí como, menos de cien años más tarde, un médico percibió una lesión anatómica del encéfalo y de sus envolturas; se trata de "falsas membranas", que se encuentran con frecuencia en sujetos afectados por "meningitis crónica": "Susuperficie externa aplicada a la aracnoides de la duramáter se adhiere a esta lámina, ora de un modo muy flojo, y entonces se las separa fácilmente, ora de un modo firme e íntimo y, en este caso, algunas veces es muy difícil desprenderlas. Su superficie interna está tan sólo contigua a la aracnoides, con la cual no contrae ninguna unión... Las falsas membranas son a menudo transparentes, sobre todocuando son muy delgadas; pero, por lo común, tienen un color blanquecino, grisáceo, rojizo y más raramente amarillento, parduzco y negruzco. Esta materia ofrece, con frecuencia, matices diferentes que siguen las partes de la misma membrana. El espesor de estos productos accidentales varía mucho; son a veces de una delgadez tal que se podrían comparar a una tela de araña. .. La organización de lasfalsas membranas presenta, asimismo, muchas variedades: las delgadas son membranosas, parecidas a las películas albuminosas de los huevos y sin estructura propia diferente. Las demás, ofrecen a menudo en una de sus caras huellas de vasos sanguíneos entrecruzados en diversos sentidos e inyectados. A menudo son reductibles en láminas superpuestas, entre las cuales se interponen frecuentementecoágulos de una sangre más o menos decolorada."[2]
Entre el texto de Pomme que llevaba a su forma última los viejos mitos de la patología nerviosa y el de Bayle que describía, para un tiempo del cual no hemos salido aún, las lesiones encefálicas de la parálisis general, la diferencia es ínfima y total. Total, para nosotros, porque cada palabra de Bayle, en su precisión cualitativa, guía nuestramirada en un mundo de constante visibilidad, mientras que el texto anterior nos habla el lenguaje, sin apoyo perceptivo, de los fantasmas. Pero esta evidente división, ¿qué experiencia fundamental puede instaurarla más acá de nuestras convicciones, allá donde éstas nacen y se justifican? ¿Quién puede, asegurarnos que un médico del siglo XVIII no veía lo que veía, pero que han bastado algunas decenasde años para que las figuras fantásticas se disipen y el espacio liberado deje venir hasta los ojos el corte franco de las cosas?
No ha habido "psicoanálisis" del conocimiento médico, ni ruptura más o menos espontánea de los cercos imaginarios; la medicina "positiva" no es la que ha hecho una elección "del objeto" dirigida al fin sobre la objetividad misma. Todos los dominios de unespacio quimérico, por el cual se comunican médicos y enfermos, psicólogos y prácticos (nervios tensos y torcidos, sequedad ardiente, órganos endurecidos o quemados, nuevo nacimiento del cuerpo en el benéfico elemento de la frescura de las aguas), no han desaparecido; han sido desplazados más bien, y como encerrados en la singularidad del enfermo, del lado de la región de los "síntomas...
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