El rastro de tu sangre ne la nieve

Páginas: 207 (51720 palabras) Publicado: 19 de marzo de 2013
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

DOCE CUENTOS
PEREGRINOS

PRÓLOGO
PORQUÉ DOCE, PORQUÉ CUENTOS
Y PORQUÉ PEREGRINOS

Los doce cuentos de este libro fueron escritos en el curso de los últimos dieciocho
años. Antes de su forma actual, cinco de ellos fueron notas periodísticas y guiones
de cine, y uno fue un serial de televisión. Otro lo conté hace quince años en una entrevista grabada, y el amigoa quien se lo conté lo transcribió y lo publicó, y ahora lo
he vuelto a escribir a partir de esa versión. Ha sido una rara experiencia creativa que
merece ser explicada, aunque sea para que los niños que quieren ser escritores
cuando sean grandes sepan desde ahora qué insaciable y abrasivo es el vicio de
escribir.
La primera idea se me ocurrió a principios de la década de los setenta, apropósito
de un sueño esclarecedor que tuve después de cinco años de vivir en Barcelona.
Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos
vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos
de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la
muerte para estar con mis amigos de América Latina, los másantiguos, los más
queridos, los que no veía desde hacía más tiempo. Al final de la ceremonia, cuando
empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con una
severidad terminante que para mí se había acabado la fiesta. «Eres el único que no
puede irse», me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con
los amigos.
No sé por qué, aquel sueño ejemplar lointerpreté como una toma de conciencia de
mi identidad, y pensé que era un buen punto de partida para escribir sobre las cosas
extrañas que les suceden a los latinoamericanos en Europa. Fue un hallazgo alentador, pues había terminado poco antes El Otoño del Patriarca, que fue mi trabajo
más arduo y azaroso, y no encontraba por dónde seguir.

Durante unos dos años tomé notas de los temas que seme iban ocurriendo sin
decidir todavía qué hacer con ellos. Como no tenía en casa una libreta de apuntes la
noche en que resolví empezar, mis hijos me prestaron un cuaderno de escuela. Ellos
mismos lo llevaban en sus morrales de libros en nuestros viajes frecuentes por temor
de que se perdiera. Llegué a tener sesenta y cuatro temas anotados con tantos
pormenores, que sólo me faltabaescribirlos.
Fue en México, a mi regreso de Barcelona, en 1974, donde se me hizo claro que
este libro no debía ser una novela, como me pareció al principio, sino una colección
de cuentos cortos, basados en hechos periodísticos pero redimidos de su condición
mortal por las astucias de la poesía. Hasta entonces había escrito tres libros de
cuentos. Sin embargo, ninguno de los tres estaba concebido yresuelto como un
todo, sino que cada cuento era una pieza autónoma y ocasional. De modo que la
escritura de los sesenta y cuatro podía ser una aventura fascinante si lograba
escribirlos todos con un mismo trazo, y con una unidad interna de tono y de estilo
que los hiciera inseparables en la memoria del lector.
Los dos primeros —El rastro de tu sangre en la nieve y El verano feliz de la señoraForbes—los escribí en 1976, y los publiqué enseguida en suplementos literarios de
varios países. No me tomé ni un día de reposo, pero a mitad del tercer cuento, que
era por cierto el de mis funerales, sentí que estaba cansándome más que si fuera
una novela. Lo mismo me ocurrió con el cuarto. Tanto, que no tuve aliento para
terminarlos. Ahora sé por qué: el esfuerzo de escribir un cuento cortoes tan intenso
como empezar una novela. Pues en el primer párrafo de una novela hay que definir
todo: estructura, tono, estilo, ritmo, longitud, y a veces hasta el carácter de algún
personaje. Lo demás es el placer de escribir, el más íntimo y solitario que pueda
imaginarse, y si uno no se queda corrigiendo el libro por el resto de la vida es porque
el mismo rigor de fierro que hace falta...
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