El relámpago dorado

El Relámpago Dorado

Aquella noche Eldin no podía dormir, presentía que algo terrible iba a ocurrir. Su dragón y amigo Glaedr le intentaba tranquilizar contándole las aventuras que habían pasadodesde que se conocieron: las batallas, las persecuciones, las semanas de viaje sin
dormir..., pero el elfo seguía atento a cualquier movimiento. Eldin tenía dieciséis años, tenia un pelo de un colorrubio tan ardiente como el sol, era alto y delgado como un palo, pero con una musculatura increíble. Sus habilidades eran más superiores que el resto de los de su especie: tenía una vista que solo losdragones poseían, ya que alcanzaba a ver a la perfección los seres mas pequeños a una distancia de cinco millas, ningun ruido pasaba desapercibido por su gran oído, ya que alcanzaba a oír el aleteo deuna libélula a una distancia que ningún elfo podría oírlo, su olfato era casi tan preciso como el de un dragón, y era un maestro de la magia al igual que un gran guerrero. Glaedr era un dragóngrande dorado, musculoso, con una paciencia inimaginable, como el resto de su especie, y era un gran aventurero, como Eldin. Unos crujidos en la lejanía advierten al elfo de que alguien se acerca, peroeste ya se había adelantado y había apagado la hoguera que los iluminaba y desenfundado su espada llamada Altien, una extraordinaria arma con un filo que nunca se gastaba y que era del mismo color queGlaedr que podía cortar cualquier cosa. Con una rapidez propia de los elfos dijo –Thrysta!-, y una bola de luz se apareció en su mano, y rápidamente se dirigió hasta detenerse a pocos metros de unaescuadrilla de veinte guerreros con armaduras de un color rojo como el vino, que al ser descubiertos, cogieron sus arcos y empezaron a dispararles flechas que silbaban al pasar entre los árboles. Con unrugido desgarrador, Glaedr espantó a los intrusos, que montaron en sus caballos y huyeron como un gato perseguido por un perro enorme.
–Asesinos- dijo Eldin después de ver que las flechas staban...