El Siglo De Las Luces De...Neón

Páginas: 106 (26271 palabras) Publicado: 6 de octubre de 2012
EL SIGLO DE LAS LUCES...DE NEÓN
JOTA SIROCO

1.- DESDE LA NADA HASTA LA GUERRA DEL 14
Mi padre, con el paso del tiempo, se fue pareciendo cada día más a ese retrato del abuelo que siempre presidiera el comedor, al mismo abuelo en el que yo ahora me renazco con creces, pues no en vano murió con setenta y dos años, anciano para aquella época, pero muy joven para la nuestra. Hoy adelanto su vidaen una veintena y sus rasgos, repetidos en mi rostro, se han profundizado en mis marcadas arrugas, en la raleza de mis cabellos canos y en la vacuidad líquida de mis ojos. Siempre supe que cuando llegara a mirar su retrato y lo viera más joven que yo, ese sería precisamente el momento de mi despedida.
Fue mi padre, como el abuelo, un enamorado y curioso cronista de su época, gracias a ellos,pasaron ante mí como vividos hechos y personas que no tuve la oportunidad de conocer: el desastre de Cuba y Filipinas, la guerra interminable de Marruecos, la regencia de María Cristina, la llegada al trono de un adolescente Alfonso XIII justo en el año de mi nacimiento: «S.M. vestía uniforme de capitán general con pantalón largo, llevando al cuello el Toisón de Oro, la banda de S. Fernando y elbastón de mando. Con la elegancia en ella característica, S.M. la Reina vestía traje de raso de color gris, llevando por adorno joyas de zafiros orladas con brillantes...»
Diez años tendría cuando me empezaron a rondar estas historias. Cánovas, Sagasta, Silvela, Canalejas, el republicanismo trasnochado de Galdós, como decía mi padre, comenzaron a aparecérseme como habituales invitados de sobremesa.Yo nací en 1902, no recuerdo si ya lo dije anteriormente, es que a veces a estas alturas me gasta bromas la memoria, y en torno a ese año sucedían todos estos episodios con los que seguro les estoy aburriendo; sucesos que empezaría a comprender más tarde, justo cuando cumplí los siete años y adquirí, como estaba mandado, el uso de razón. Supe más cosas, que mi padre y mi abuelo a su manera mefueron enseñando, cada uno desde su óptica, pero con el claro conocimiento de que sus lentes, aunque desde diferentes miradas, convergían siempre en la defensa de la libertad.
Sólo tenía cuatro años pero aún puedo recordar la cara de terror de mi padre y los gritos que rompieron el tranquilo espejismo de mi casa: - ¡Han matado al Rey, han matado al Rey!. Anunciado el titular, leyó con voz trémula elperiódico que sostenía en sus manos:“A las dos y diez minutos de la tarde, el público, que llevaba largo tiempo aguardando en la Calle Mayor, removióse impaciente: ¡Los Reyes, los Reyes, ahí están! En la pendiente que forma la calle veíanse los soldados de la escolta, con los cascos lucientes heridos por el sol; la carroza de respeto y en segundo término, la carroza real. Al llegar el tirodelantero frente a la Embajada de Italia, se vio caer un ramo de flores que había arrojado un individuo desde un balcón de la casa numero 88, y enseguida al chocar en el pavimento se oyó una tremenda explosión.” Después supimos que todo afortunadamente había sido una falsa alarma, que Mateo Morral había fracasado en su intento.“Hubo unos segundos de estupor. La Reina, pálida como la cera, temblabaatribulada, y el Rey le dirigió unas palabras oprimiendo su mano: «No llores, no llores». Después asomóse a la ventanilla, «No ha sido nada», exclamó. Esto tranquilizó algo a las personas que le seguían, y el general Bascaran bajó la calle a galope, para tranquilizar a la Reina Madre y los Infantes.”
Tuvo siempre mi padre la sana costumbre de hablarme como a un adulto y de contarme los hechos queocurrían a mi alrededor, consciente de que no llegaba a comprender su importancia, pero sabedor de que se quedarían grabados en mi memoria y algún día, como hoy casi cien años después está sucediendo, saldrían de ella para hacerse vivos en el papel o en la palabra.
Aquel día había yo notado un gesto de tristeza en su rostro, cuando tras la comida ojeaba como era su costumbre la prensa. “Hoy ha...
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