Esperanza
Octavio Paz
Claridad errante
Hola, ¡ya llegué! EstimadoPaul, queridos amigos, agradezco el tiempo, el espacio y la oportunidad de compartir de nuevo algunas ideas con ustedes.
La situación en el país no cambia, las medidas empleadas no parecen darresultado. Hay una percepción social de asombro progresivo, preocupación y angustia, y todo esto, provoca ansiedad y lo más grave, miedo. Hay que recordar que el miedo paraliza y suele ocultar la maravilladel milagro cotidiano de vivir. ¿Qué podemos hacer? Bueno, ya he comentado que el optimismo hay que razonarlo, no se nace con él, se construye, es un acto de la voluntad, de la libertad primigenia queacompaña a nuestro ser. Yo decido, yo elijo el camino a tomar y me hago responsable de las consecuencias. Haciendo un lado las connotaciones filosóficas y religiosas (¿quién soy, de dónde vengo, adónde voy?) la decisión de estar aquí, en este mundo, no fue mía, pero ya que estoy aquí, de mí depende la actitud de respuesta ante la variable circunstancia humana. Por eso, creo valida la sentenciaexistencial clara y precisa de San Agustín: “el que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.
En estas reflexiones ando y agrego algo más, así como considero que el optimismo es en gran parte actitud,también creo que es importante reforzarlo, cultivarlo, ejercitarlo y desarrollarlo como cualquier don o bien adquirido, para finalmente compartirlo y derramarlo.
Por ejemplo, hoy amaneció, puedo sentirla luz que acaricia mis ojos, al despertar siento la resurrección de cada día, abro la llave y caen en mi rostro las primeras gotas bautismales, limpio mi rostro, tengo vestimenta y techo, voy encamino a ganar la vida haciendo lo que me gusta, probablemente en el trayecto me divierta o llore, pero seguro estoy de que recibiré al final del día el calor de algunos brazos, el prodigio de un...
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