Estado benefactor
EL FUTURO DEL ESTADO BENEFACTOR*
Anthony Giddens
Para Anthony Giddens el artículo “La crisis de la socialdemocracia”, de Michael Novak, merece una serie de reparos. Entre éstos, que la situación económica del viejo continente no es tan desesperada —como dice Novak— cuando se la compara con la de Estados Unidos. A su vez, Novak trazaría un panorama en el cual el Estado benefactoraparece como el enemigo de la familia auténtica y del orden social. Pero en una sociedad democrática, advierte Giddens, ni el Estado ni los programas de asistencia social pueden determinar la evolución de los patrones familiares. La crisis de la familia no se refiere tanto a su desintegración, sino a cómo hemos de adaptarnos a una serie de cambios profundos que la afectan a ella y a las institu-ANTHONY GIDDENS. Director de la London School of Economics and Political Science (LSE). Es autor de la conocida obra Sociology y ha escrito y editado, a su vez, más de 30 libros en el área de la sociología, la política y la teoría social, los que han sido traducidos a 22 idiomas. Entre sus publicaciones más recientes pueden mencionarse: The Consequences of Modernity (1989), Modernity and SelfIdentity (1991), The Transformation of Intimacy (1992), Beyond Left and Right (1994), e In Defence of Sociology (1996). Anthony Giddens fue profesor de sociología y miembro del consejo directivo del King’s College, Cambridge, antes de incorporarse a la LSE a comienzos de 1997.
* Comentario al ensayo de Michael Novak “La crisis de la socialdemocracia” que se incluye también en esta edición. Véanseen esta edición, a su vez, los comentarios de John Lloyd y Paul Ormerod, así como la réplica de Michael Novak a sus comentaristas. Publicado originalmente en Is There a Third Way? Essays on the Changing Direction of Socialist Thought. Choice in Welfare Nº 46 (Londres: © The IEA Health and Welfare Unit, 1998). Traducido del inglés por Estudios Públicos con la debida autorización.
EstudiosPúblicos, 74 (otoño 1999).
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ESTUDIOS PÚBLICOS
ciones que la rodean. Tampoco Novak parece advertir, señala el autor, cuán diferente ha sido la experiencia norteamericana del Estado benefactor de la de los países europeos, ni parece dispuesto a admitir que éste ha tenido importantes logros en Europa. Con todo, señala Giddens, el Estado benefactor ya no representa una vía para elfuturo y Novak tendría razón al afirmar que precisa ser reformulado radicalmente sobre la base de los principios de la ‘devolución de poder’ y ‘subsidiaridad’, y que los programas de asistencia social deberían fomentar la autonomía, la iniciativa y la responsabilidad personal. Es más, plantea Giddens, las políticas sociales deberían aspirar al establecimiento de un nuevo equilibrio entre riesgo yseguridad en la vida de las personas, y el Estado debe reestructurarse siguiendo el movimiento de la globalización, lo cual supone la delegación ascendente de poderes en organismos transnacionales, y la instauración de nuevas formas de gobiernos regionales. El triunfo de Tony Blair no sería, por lo tanto, el triunfo de Margaret Thatcher —como afirma Novak—, sino más bien confirmaría el fracaso delthatcherismo, una mezcla de neoliberalismo económico y tradicionalismo moral, que a su vez fue contrario a la descentralización del poder que el mismo Novak propone.
ué sucederá con el Estado benefactor? Michael Novak tiene mucha razón al hacer hincapié en que ésta es una interrogante política fundamental de nuestro tiempo, aunque por cierto él no es el único que piensa así. La reforma del Estadobenefactor es un tema que se propone casi en todas partes. Hay diferentes diagnósticos de por qué es necesario reformarlo, así como hay distintas proposiciones acerca de la forma más adecuada que deberían adoptar en el futuro las instituciones de asistencia social. Los planteamientos de Novak pueden ser objeto de una serie de observaciones iniciales. El Estado benefactor es percibido de manera...
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