Estudiante

LA LEYENDA DEL DESDAGUADERO

Allá por los tiempos en que Tiahuanaco era una inmensa ciudad llena de palacios templos y jardines ocurrió lo que os voy a contar…abundaba tanto la riqueza que no había pobres y nadie se acordaba de practicar la caridad. La vida era una continua alegría y como no había penas ni dolores que mitigar, a todos se les había mitigado el corazón. La dicha constante querodeaba por doquier a los tiahuanacotas les había perfeccionado los sentidos para el placer, pero les había cerrado los ojos del alma dejándolos sin poder distinguir el bien y el mal. Ya nadie se acordaba siquiera de los sabios preceptos de su dio el gran Pachamaj
Y mientras el pueblo egoísta y corrompido se entregaba al desenfreno del placer, los dioses tutelares de la raza, desde su trono denieves eternas del illimani, contemplaban el espectáculo de su ciudad predilecta, extendida allá abajo, en las llanuras, con sus puertos y sus muelles de piedras besados por las aguas del wiñaymarca
El gran Pachamaj en su sillón de nubes y teniendo por respaldo un arcoíris, miraba la gran ciudad que fundaron sus hijos. Pero, y no sonreía satisfecho de su obra como otras veces. Un profundo pesarempeñaba su rostro divino. Se sentía abandonado de sus criaturas a quienes, en su inmensa generosidad, había colmado de tantos dones. Parecía sentir remordimiento por haber sido tan bueno con esos hombres malos y egoístas
A su lado estaba el dios Kjunu, vestido de su brillante manto de escarcha. Pero su rostro, al contrario que el de Pachamaj, manifestaba una alegría perversa un deleite satánico queno tardo en darlo a conocer con estas palaras.
-¿y bien Pachamaj, resistirás todavía a seguir mi consejo?
- Calla Kjunu, -respondió el dios con tristeza- o añadas tu burla a la pena que siento.
-La pena no es digna de un dios todo poderoso como tu – le contesto Kjunu.
-¿olvidas que mi bondad es infinita?
-pero, cuando tus criaturas han llevado al colmo su ingratitud, tu deber es castigar.
-Elcastigo, la ira y el mal son tus atributos no lo míos.
-pues, por eso te pido que me deje obrar. Si, gran Pachamaj, déjame a mi que escarmiente a esta ciudad rebelde. Mis rayos y tormentas caerán sobre ellos y humillaran su orgullo; las fuerzas interiores de la tierra que me obedece sacudirán sus cimientos y las guas del lago, que hasta ahora besan mansamente sus muelles y mecen sus barcas,avanzaran encrespadas sobre la cuidad para lavar las huellas de sus orgias
Pachamaj imagino interiormente el cuadro horroroso que pintaba su interlocutor y entornando los parpados se quedo en silencio
-¿Aceptas?- insistió Kjunu- Voy enseguida a desencadenar mis elementos.
-¡No, no Kjunu! Mi bondad es mayor aun puedo tocarles el corazón; todavía puedo llevarlos por el sendero del bien.
-¿Y queharás para conseguirlo? ¿No has agotado todos los recursos? ¿No has visto burladas todas tus esperanzas?
-Tengo un recurso mas- respondió Pachamaj.
-¿Cuál?
-Bajare yo mismo a la ciudad; tomare forma humana; viviré entre ellos y con mis labios les llamare al camino del bien; les mostrare los castigos que los amenazan y clamare para que se arrepientan.
- ¡Ja ja ja!- estallo Kjunu en una sarcástica yformidable carcajada que, abajo en la cuidad se oyó retumbar de un trueno que rebotara entre las cumbres de la montaña.
-¿Te burlas de mi plan? –Dijo fastidiado el gran dios.
- Parece que no conocieras a tus criaturas. Todo cuanto tu hagas por ellos será inútil
- Si lo dudas- Hablo Pachamaj- te juego mi poderío sobre el mundo.
-Acepto. Si logras vencer el egoísmo y la ceguera de esa ciudadyo renunciare para siempre a ser el azote de las campiñas y los cultivos; dejare que mis nieves se derritan para siempre bajo los rayos de tu sol y solo arroyos apacibles te como tributos para enflorecer las tierras yermas; guardaré por los siglos de los siglos el horror de mis truenos y la guadaña de mis heladas y granizos
- y, si por el contrario me derrota en este ultimo intento la...