Estudiante

La búsqueda

Joan García



Una noche de esas semitranquilas de Barcelona un canario se acercó a mi ventana, y yo me pregunté qué hacía allí. Así que abrí la ventana:

- ¿Qué pasa canario?
- Por favor, no me llames canario, que somos muchos. – repuso él.
- ¿Que acaso tienes algún nombre? – le pregunté algo sorprendido por su respuesta.
- Sí, José Luís García de Liro,pero llámame Jose o Joselito si tu prefieres, y vengo a decirte que la señora Lola tiene algo muy importante que decirte.

La señora Lola era la vecina, una señora conocida por tener un canario parlante y un carácter muy simpático. Pero aun siendo tan conocida, yo nunca la había visto antes.

-¿Qué quiere de mi? – le pregunté al canario.
- Eso lo sabrás cuando la veas.

Como estaba devacaciones y no podía conciliar el sueño, decidí acompañar a Jose. Cogí mi abrigo (aunque estábamos en verano) para tapar el horrible pijama de ositos que me había comprado mi madre hacía un año, y que desgraciadamente aún me cabía. Salí a la calle y seguí a Jose.

Llegamos a la casa, que era modernista, muy bonita con pequeñas gárgolas que tenían caras de estar vigilando atentamente todo lo que pasabaen los alrededores. Parecía raro, pero era una casa en pleno Barcelona.

Entramos, y Jose me guió por unos pasillos. A lado y lado colgaban fotos y cuadros que enmarcaban momentos olvidados en el tiempo. Se trataba de cosas que no salían en los libros de naturales. Llegamos a la sala de estar, repleta de esculturas, instrumentos primitivos de música, además de cuadros y fotos. Parecía unatienda de antigüedades. La señora Lola estaba hundida en un sillón al fondo de la sala. Era una anciana de bastante edad, con arrugas que le surcaban la cara. Tenía una pequeña mata de pelo rubio rizado y unos ojos verdes, pequeños e intensos, que parecían el Amazonas. Unas gafas de media luna descansaban sobre la punta de su nariz.

Al verme hizo un gesto de satisfacción.

- Hola Camilo.- Hola señora Lola– respondí un poco sorprendido porque supiese mi nombre, pero no pregunté.
- No hace falta que me llames señora, llámame Lola. Siéntate, siéntate
- Ah, hola Lola.
- Te he mandado buscar porque tengo un serio problema. He perdido algo muy valioso para mi y debo encontrarlo.
- ¿No puedes buscarlo tu?
- Con los años que tengo iría muy lenta.
- ¿Y porqué yo, entre todas las personas que hay en el mundo, tiene que hacerte este favor? Ni siquiera te conozco.
- Simplemente por azar y, precisamente, porque no me conoces. Si me conocieras te tomarías el trabajo más en broma y no rendirías al 100%, y este trabajo se ha de tomar en serio.
- De acuerdo, pero ¿puedes darme más detalles de lo que tengo que hacer?
- Sí. Mira, primero tienesque ir al último sitio donde recuerdo haberlo tenido.
- ¿Tener qué?
- Lo que tienes que buscar.
- ¿No me podrías decir qué? ¿Me sería más fácil?
- Ya lo sabrás cuando lo veas.

Me quedé un poco parado ante la respuesta de Lola. Tenía que buscar una cosa que no tenía ni idea de cómo era. Bueno, qué le vamos a hacer, espero que haya recompensa.

- ¿Adónde tengo queir?
- Al lago Titikaka, en los Andes.
- ¡Hasta allí! ¡ Pero si esto está donde cristo perdió la zapatilla! ¿Cómo voy a llegar? ¿Has perdido la cabeza?
- Tranquilízate Camilo, está todo calculado, te llevará Ikea.
- ¿Quién es…?

¡AUIRRRRRRRRRRRR! Un sonido ensordecedor pasó por encima nuestro. Salí corriendo al jardín y miré al cielo. Un enromepajarraco, tan grande como una pantalla de cine de las grandes, sobrevolaba la casa. Aterrizó con un gran estruendo en el solar de al lado.

-Ese es Ikea -dijo Lola, que había aparecido como un fantasma a mi lado-. Vamos a verlo.


- Hola Camilo, ¿preparado para el viaje?- dijo Ikea
- Hola pero, ¿cómo es que todo el mundo sabe mi nombre?
- La tecnología de hoy en día hace...